Ha pasado poco más de un año desde
que todo cambió para mí esa fría madrugada del 1° de junio del año
anterior, y creo que no pronunciarme al respecto es seguirle el juego
al propósito que me tiene aquí, prisionero en el hospital de la cárcel
santiago 1, además, sería un deshonor para mí mismo, pero por sobre
todo para ustedes, mis queridxs compañerxs que se preocupan por mí.
Debo decirlo; quise hacer un balance a
un año de ocurrido todo esto, pero no lo manifesté públicamente por
dos motivos: el primero es porque aquel texto era demasiado
comprometedor, y el segundo, y el más importante en mi opinión, porque
en él realmente no analizaba nada, sólo era un compilado de
frustración, resentimiento y odio que despotricaba contra todxs, donde
maldecía la suerte que se echó a correr, pero ahora deseo hacerlo, me
siento con la lucidez de poder entregarles algunas palabras que estoy
seguro, tanto merecen.
Pero antes de comenzar, quiero
advertirles los motivos de mi demora. Los días nos han estado fáciles,
el encierro permanente ha comenzado a hacer su trabajo, y mi humor ha
estado terrible, motivo por el que mi primer boceto de este comunicado
terminó siendo un compendio de rabia e ira; la prepotencia, agresividad
y altanería empiezan a florecer en mis actitudes, y ante algunas
situaciones, sencillamente, no me reconozco, pero lucho, lucho por
seguir adelante y no traicionarme, intentando combatirme a mi mismo en
el cotidiano vivir, recordándome y no olvidando quién soy y por qué
estoy aquí.
Bueno aquí voy…
Con lo que respecta a mis heridas y a
la rehabilitación me ha ido muy bien, los ejercicios diarios y la
práctica en el trabajo bimanual de la vida han hecho, con una gran
sonrisa diré esto, que haya superado la invalidez de saberme
semi-mutilado; por lo que concierne a mi visión ha mejorado muchísimo,
pero debo seguir con el tratamiento ocular por un buen tiempo; por el
lado de las quemaduras, aparte de estar todas cicatrizadas muchas han
evolucionado positivamente, aún así, debo seguir utilizando el traje
compresivo especial para las quemaduras y el aceite rosa de mosqueta.
Por lo menos para mí, este capítulo que tiene que ver con mi estado
físico queda cerrado, la bomba felizmente no me mató.
Mi estado emocional ha estado
flaqueando durante los últimos días, pero eso se debe al encierro
permanente, sé que todxs lxs presxs tenemos nuestros alti-bajos, motivo
por el que me encuentro optimista ante esta situación, después de
todo, el encierro no puede ser para siempre, y si lo fuese, tendrían
sólo mi carne, porque mi mente y espíritu seguirán en la calle, al lado
de cada combatiente, sonriendo y conspirando, y esto que digo, no lo
digo a modo de consigna poética, lo afirmo como una realidad que se
plasma en la proyección del sueño insurrecto, donde de distintas formas
se aplastan los valores autoritarios de dominación.
La cárcel es dura, no lo negaré, pero
sí es posible enfrentarla, y de eso somos testigos yo mismo, como
todxs y cada unx de mis compañerxs, lxs cuales de distintas formas me
han abrazado para hacerme saber que no estoy solo. El castigo
ejemplificador del que tanto se jacta el poder, no tiene nada de esto,
por lo menos en mi caso, ya que tanto mis compañerxs como yo no damos
pauta para que su show-mediático se realice con éxito, y es más, el
único ejemplo aquí lo seguimos dando nosotrxs mismos, empuñando nuestra
mejor arma: la solidaridad.
Autocríticas me hago muchas, sobre
todo en este episodio que se llama prisión, donde he sacado lo peor de
mí, por lo que humildemente pido disculpas públicas a todxs y cada unx
de lxs compañerxs a lxs que de una u otra manera les he mostrado los
dientes, a aquellos que he atacado sólo por el deseo de descargar mi
ira, a lxs que no deseo ver/escribir por la rabia y la envidia que me
genera su condición, y sobre todo, pido disculpas a todxs aquellxs que
se han tenido que tragar malas caras, ratos desagradables y mi pésimo
carácter por el sólo hecho de querer solidarizar conmigo. Así que debo
confesarlo, no he sabido estar a la altura de las circunstancias, de su
solidaridad, que es enorme, pero aquí estamos dispuestos a seguir
adelante, a caernos y volver a levantarnos, para aprender de los
errores ¿esa es la idea, no?
Si debo hacer una crítica
constructiva sería sólo que quizás falta información de primera mano
sobre lo que es vivir las consecuencias de elegir una vida rebelde, lo
que significa vivir en el presidio y el aislamiento, lo que esto
conlleva, entender de manera más cercana el estigma de ser considerado
un/a terrorista y lo que pasa con nuestras vidas cuando esto sucede,
acercarnos más a temáticas como la clandestinidad y el exilio, que son
recurrentes parajes dentro de la lucha por la libertad, de una manera
más real y menos imaginaria, y por último empezar a hablar más sobre
las torturas, los métodos que aplica el enemigo, la delación como valor
base para un Estado-policial, la mutilación como posibilidad en la
guerra contra la autoridad, el dolor y la agonía como parte de la vida
de lxs guerrerxs, y cómo todas y cada una de estas difíciles
posibilidades se pueden enfrentar, más allá de la especulación y la
charlatanería.
Si se trata de compartir mi escasa,
pero no menos intensa, experiencia en este sentido, diría que el
trabajo de la cárcel y el aislamiento tiene que ver más que nada con
una desmotivación moral, te empiezan a importar un pepino lxs demás, o
lo que suceda afuera, te apegas a la realidad carcelaria, ese es tu
mundo ahora, ¿qué sacas con saber lo que sucede afuera si sigues
adentro? te empiezas a preocupar cada vez menos de ti mismx, todo te da
igual, te vuelves despectivx hacia lxs demás y el entorno, los
esfuerzos del resto por sacarte una sonrisa los comienzas a valorar
cada vez menos, por que ellxs no están viviendo tu pesadilla, le sigue
que pierdes el miedo a cualquier cosa porque sabes que lo has perdido
todo y estás en el fondo del abismo, te has cagado la vida, te vuelves
hostil y agresivx, buscando con esto que todo acabe pronto, que los
carcelerxs te machaquen a palos por los insultos que les propinas a
diario, y que, si tienes suerte, se les pase la mano y termines muertx,
para al fin descansar de la psicosis que acarreabas o, en el peor de
los casos, que otrxs presxs hagan esta tarea para demostrar quién es
el/la más chorx. Cuando la psicosis del encierro avanza, poco nos
empiezan a importar los gestos solidarios, te colocas trampas
emocionales como: “¿para qué tomarle importancia a un gesto solidario
si continúo prisionero?” ó peor aún, articulas frases como: “ellos no
están sufriendo las consecuencias como yo”, y maldices tu suerte; pero
hacen falta unas buenas bofetadas de amor y cariño, para prevenirnos de
la nocividad de estos pensamientos, es decir, realmente es estúpido
creerse que sólo nosotrxs vivimos las consecuencias del encierro, y no
es que se desee que todxs vivamos estas consecuencias, pero el sentido
de no hallarse solx y desamparadx nos hace fuertes, por eso, cuando
un/a compañerx cae presx no se trata sólo de su encierro/castigo, hay
muchos nobles corazones que deciden acompañar a el/la compañerx en este
nuevo escenario, solidarizando con el/ella, asistiéndole,
escribiéndole, difundiendo su situación, reivindicándole en la calle,
con volantes, folletos, afiches, gritando su nombre en la
manifestación, reventando los símbolos del poder en su honor, etc. La
cárcel y el aislamiento hacen este trabajo, empiezas a cavar tu propia
fosa y solx te vas sumergiendo en ella, hasta que te terminas escuchando
decir frases tan absurdas como que estás solx, y lo peor de esta
trampa autoimpuesta es que nosotrxs mismxs nos encargamos de alejar las
herramientas que nos pueden ayudar a no decaer, y luego,
enfermizamente, nos quejamos y deprimimos del olvido, en el que nos han
sepultado, porque ahora ya nadie nos recuerda, ya nadie solidariza con
nosotrxs, la desesperanza nos carcome por dentro, y lo que pensamos,
sería nuestra mejor arma para enfrentar la adversidad, fue aplastada
por los muros del silencio, nuestra voluntad hecha añicos, motivo por
el cual tus proyectos se vuelven de poca relevancia, te desanimas con
facilidad, el futuro se torna incierto, comienzas a perderle interés a
la vida, y una noche de angustia terminas por ahorcarte en tu celda.
Por eso, para no caer en este tipo de
dinámicas es importante observarse constantemente e ir evaluándonos,
aferrándonos a las cosas/personas/circunstancias que nos hacen bien, y
alejándonos de lo perjudicial (dentro de lo posible), porque
ciertamente llegar a un estado de psicosis carcelaria no es un asunto
de un día para otro, es un monstruo que se va gestando al interior de
nuestras mentes y corazones con el paso del tiempo, y efectivamente es
un proceso paulatino, donde nosotrxs podemos percatarnos y combatirlo
antes de que sea demasiado tarde.
Debo decirlo, a mí nunca nadie me
dijo lo que significaba el encierro permanente (y mucho menos cómo
enfrentarlo), mi acercamiento más real eran las anécdotas de uno que
otro libro, y el resto, pasaba por mi imaginación, con esto, tampoco
estoy diciendo que hoy en día no esté dispuesto a asumir los costos de
las posturas de vida que he elegido, pero definitivamente, me hubiese
sido de gran ayuda. Bueno, pero por lo menos en mi caso esto le he
intentado enfrentar armándome de proyectos en los cuales aportar,
incluso desde mi condición, es importante encontrarle un sentido a tus
días, pueden ser cosas sencillas, leer un libro y dar tu opinión,
escribirte con otras personas privadas de libertad o no, crear
música/poesía, aprender a dibujar, ejercitar tu cuerpo, etc; pero aquí
voy a hacer una acotación, nuestros proyectos más importantes, por lo
menos en el encierro permanente, deben ser los que necesiten sólo de
nuestra disposición y voluntad, y con esto, no me cierro a la
posibilidad de aportar en proyectos que estén más allá de nuestras
limitancias físicas, pero sí a tener en consideración que estos últimos
pueden acarrear mareas de frustraciones: que no vino la visita, que no
me escribió de vuelta, que se le olvidó traer esto o aquello, que no
nos organizamos en torno a ciertas temáticas, y si nuestros sentidos de
vida se limitan en torno a sólo proyectos de la calle, con algunos
cuantos tropezones de este tipo, nos veremos derrumbadxs moralmente de
manera más o menos rápida; por eso creo que hay que mantener 2 tipos de
proyectos, uno que nos haga mantener el contacto con el otro lado del
muro, y el otro que tenga que ver más que nada con un trabajo
individual, que pueda generarse incluso en condiciones de máximo
encierro, cosa de que por si ocurriese algún infortuito, llámese
pérdida de la comunicación con el exterior, o allanamiento sólo del
material que utilizábamos en nuestros proyectos individuales, no
decaigamos moralmente. Es importante autocrearse redes de apoyo para no
desmoronarse en el camino, ser observador/a y analizar lo que te ofrece
la realidad carcelaria y tomar de ella lo que estimemos conveniente,
es decir, si la prisión te mantiene en total aislamiento puedes
aprovechar el silencio de esta instancia para leer, escribir o
reflexionar, por otro lado, si ésta te ofrece patio, puedes aprovechar
para hacer ejercicios o conversar con otrxs presxs (siempre se puede
aprender algo útil), y así sustancialmente, la posibilidad de elaborar
un plan de fuga o motín siempre está, independiente del régimen al que
nos sometan.
Si me toca hablar de otra de las
posibles consecuencias de esta guerra de la que tanto se llenan la boca
algunxs, podría decir que ser reconocido como un/a enemigx de la
autoridad no es fácil, menos cuando mediáticamente eres sindicadx como
un/a terrorista, tu entorno social se ve afectado casi unánimemente,
familiares, amigos, y compañerxs se echan a correr, te dan la espalda y
muchas veces niegan que te conocieron, son pocos lxs valientes que se
atreven a quedarse junto a ti, la opinión pública hace su trabajo y por
todos los métodos posibles el sistema te intenta aislar, ya no
necesitan ensuciarse las manos con la pena de muerte, hoy en día son
más sofisticados y democráticos los métodos, hacen que tu vida deje de
tener sentido porque te alejan de todo lo que formabas parte, y esto no
sólo lo hacen físicamente al meterte dentro de una jaula, también
psicológicamente al reducir tus convicciones, te satanizan
colectivamente, borran los recuerdos de lo que alguna vez fuiste y te
transforman en un caso televisivo, en un fallido ataque explosivo, en
un asalto bancario con un policía abatido, o en un miembro de una
fantasmagórica organización terrorista, eso eres, esa es tu carta de
presentación, y tanto es así, que si no te vuelves conciente de que
eres mucho más de lo que la prensa dice, te lo terminas creyendo; y el
mejor ejemplo lo puede dar el Mauri, ¿por qué es conocido? por un 22 de
mayo fallido y ¿alguien alguna vez supo de las veces en que ayudaba a
las viejas de su barrio con las pesadas bolsas de mercadería? Nosotrxs
mismos nos encargamos de reducirlo a una fecha en el calendario. La
sociedad te golpea psíquicamente, tus días ya no tienen el sentido de
antes, no vales nada y les has estropeado la vida a todxs a tu
alrededor, ¿para qué seguir existiendo? ¿para causar más dolor? Ya no
necesitan mancharse sus manos con tu sangre, por favor, somos personas
civilizadas, a cambio, te incitan a que tu mismx acabes contigo, porque
te han reducido a un mero episodio, eso eres, un terrorista que lo
único que sabe hacer es producir dolor a su alrededor, así que lo mejor
que puedes hacer es hacerles el favor a tus seres queridxs, si es que
aún te queda algo de corazón y terminar con tu vida. Este es el
discurso encubierto que reproduce nuestra flamante democracia chilena,
ya no hay revolucionarixs, ahora nos minimizan a simples terroristas,
porque claro, un/a revolucionarix es alguien con sentimientos, con
ideas, amante de la libertad y compañerx de el/la oprimidx, es decir,
alguien dignx de imitar, en cambio, el/la terrorista es una sombra
impune que no tiene corazón y está obsesionadx con el uso de la
violencia por traumas infantiles del pasado, y ¿cómo enfrentar esta
situación?
Por mi parte he aprendido a
mantenerme a raya de la opinión pública, que es muchas veces la opinión
de la prensa burguesa, con el simple hecho de analizar su cometido se
viene a pique gran parte de su discurso, aunque no negaré que muchas
veces en su trabajo han sabido herirme profundamente, sobre todo cuando
te percatas de que estas opiniones salen de la boca de las personas
que amas, cuando son ellxs lxs que te ponen entre la espada y la pared,
o te matas o nos sigues lastimando, guau, qué difícil, qué fuerte,
entonces te toca decidir, o tú o ellxs, o tú o lxs que más amas, ¿y si
eliges por ti? ¿qué sentido tendrá la vida sin ellxs? ¿escogerás por
ti? ¿tan poco lxs amas? ¿tu? ¿ellxs? ¿el instinto de supervivencia o tu
amor? ¿cuál es más fuerte? Al parecer ninguna es la alternativa
correcta, pero escojo por mi vida, si no me amo yo, es imposible que
pueda amar a lxs demás. Y termino expulsando de mi vida y de mi corazón
a varias personas para siempre, sigo avanzando, sólo y herido igual
que aquella madrugada, confundido, con la muerte rondándome y rojo en
llamas de ira, la vida me golpeó nuevamente, pero es sólo un capítulo
más y me vuelvo a levantar, esta vez con la ayuda de la que nunca
faltó, la solidaridad. Ahora lo reflexiono, a un año del bombazo que
casi me cuesta la vida, y no me arrepiento de estas decisiones, fue lo
mejor, el dolor, al igual que con la bomba, fue momentáneo, pero la
vida siguió y el sufrimiento de estos episodios se vio difuminado con
el paso del tiempo, la vida, la lucha continúa, y lo que hoy se ve
infranqueable el día de mañana no será más que una anécdota, un
capítulo más en esta existencia de combate.
Hasta ahora he hablado de dos
posibles consecuencias en la lucha revolucionaria, la prisión y el ser
reconocido como un/a enemigx de la sociedad, pero aún no hablo de la
consecuencia que más se nota en mi caso, la mutilación de nuestros
cuerpos, y cómo podemos seguir luchando pese a esto. Si me toca hablar
de rehabilitación y de cómo la mutilación de nuestros cuerpos pasan a
ser como una cruz que hay que llevar de por vida, creo que es
importante señalar que cada caso es particular, teniendo sus ventajas y
dificultades propias. Pero supongo que a fin de cuentas hay bastantes
similitudes. Al principio estás desanimado, es como un cataclismo que
sacudió tu vida y todos los sentimientos lindos se encuentran bajo los
escombros de la mutilación, deseos que lo que te sucedió sea solo un
mal sueño del que ya despertarás, te vuelves obstinadx con lo obvio,
esto no te pudo haber ocurrido a ti, tiene que haber una explicación,
pero la única explicación es la que te dicta el espejo, pasan los días,
te deprimes, piensas que jamás lo superarás, debes pedir ayuda para
algunas tareas básicas y esto te genera una incómoda humillación, te
vuelves odiosx y te frustra esta nueva situación, las personas que te
intentan animar notan tu resignación, la vida así no tiene sentido,
pero se esfuerzan por apoyarte a pesar de tu genio, estás irritado, no
deseas ni hacer ejercicios ni rehabilitarte, quieres mandar todo a la
mierda, quitarte la vida, eso, parece ser una opción, pero tienes miedo
que al intentarlo quedes peor, te has vuelto cobarde, estás
confundidx, lloras en las noches de soledad y te muestras como una
fiera frente a lxs demás, estás heridx, lo sabes, pero tienes que sanar
tu corazón para poder empezar a rehabilitarte. Si logras llegar hasta
esta parte, tienes un paso avanzado en el camino hacia la victoria, tu
victoria, porque esta es tu batalla, ahora debes armarte de paciencia,
la frustración está a la vuelta de la esquina, una, dos, tres, cien
caídas, nadie dijo que sería fácil, pero mírate, no lo haces muy bien,
pero lo haces, y solx, sin ayuda, una palmada en la espalda, el resto
es práctica te dicen, vamos, si lo pude hacer una vez, podré de nuevo,
miras a tu alrededor, físicamente estás solx, y lo logras, sonríes,
¿hace cuánto que no sonreías? No necesitas demostrárselo a nadie, te lo
has demostrado a ti mismx, eres un/a guerrerx dando una de tus mejores
peleas, te resignas a no morir, esto es para valientes, unos
tropezones más, la burla de lxs de siempre, la realidad se encarga de
ponértela cuesta arriba, te achacas, la cosa está difícil, pero ya no
renunciaste, eso es un hecho, miras hacia atrás, has avanzado mucho como
para derrumbarte aquí, ahora tienes motivos para continuar, no les
puedes fallar a todxs ellxs, a lxs que te aman y te quieren ver feliz,
pero por sobre todo, no puedes fallarte a ti mismx, te lo dijiste una
vez cuando las cosas se ponían difíciles, se es guerrerx para toda la
vida, y aprietas los dientes frente a la vergüenza, algunas veces te
dices cosas horribles, eres implacable frente a ti, otras tantas te
sientes el/la más orgullosx del mundo, no caíste a pesar de todo, los
días avanzan, empiezas a tomarle el ritmo a todo esto, ya no te amargas
frente a tu reflejo, lo comienzas a aceptar, aprendes cosas nuevas para
este contexto, pero no tan nuevas para la vida misma, reaprendes a
aprender, las cosas ahora se ven de un matiz distinto y una tarde con el
sol aún de compañía te colocas el ultimátum, si no rehago mi vida para
esa fecha no seguiré adelante con esta locura…
Finalmente persistes, logras
superarlo, llega esa fecha donde tienes que hacer la evaluación de tu
desempeño y la sonrisa en tu cara devela que has pasado la prueba
exitosamente y con creces, luego no te sientes ni inválidx ni
discapacitadx, ni nada, eres un/a guerrerx más, listx para enfrentar
cualquier cosa.
Con lo que concierne a mi caso en
particular, supongo que me sucedió lo que les pasa a la mayoría de lxs
accidentadxs graves, quise buscar una solución rápida y sencilla (la
muerte), pero varixs me provocaron, algunxs de manera muy grosera, a
que por lo menos lo intentara, y así, aferrándome a la solidaridad me
mantuve hasta que la recuperación empezó a dar sus primeros resultados,
ya con estos antecedentes, me metí entre ceja y ceja que podía
levantarme de esta caída, recuerdo que la obstinación y terquedad me
jugó mucho a favor, pues hubieron personas que no daban ni un veinte
por mi rehabilitación (incluso especialistas), pero al final el mejor
juicio lo emitiría yo, solo era cuestión de tiempo, también recuerdo
que pasé muchas vergüenzas que prefiero no revelar jejeje, y éstas me
sucedían porque como iba contra el tiempo en mi recuperación, trataba
de hacer/practicar todo, incluso sin haber ensayado las cosas, y digo
que iba contra el tiempo porque yo deseaba entrar en la cárcel lo más
rehabilitado posible, no quería ni pensar en que un carcelero me
asistiría, y por suerte nunca ocurrió. Luego de entrar en la cárcel un
22 de noviembre con el estómago apretado y la moral en alto, me dispuse
a aprovechar este nuevo escenario de encierro total para terminar de
rehabilitarme por completo, y no faltaron momentos donde por mi
condición física me ridiculizaron, pero ante estas situaciones me
mordía la lengua y pensaba que tarde o temprano se arrepentirían de sus
burlas, porque yo mejor que nadie sabía que escupían al cielo, pronto
estaría totalmente recuperado y no se atreverían a hablarme así; el
tiempo pasó, demoró, transcurrió lento como una tortuga, yo ejercitaba
todos los días, sin treguas, hiciera frío o calor, era disciplinado
conmigo mismo, y fue cuestión de práctica, paciencia y perseverancia
(las 3 “P” como yo les decía) para hallarme totalmente rehabilitado, y
bueno, aquí estoy, mírenme a un año del bombazo que casi me mata,
¿quién dijo que mordería el fango de la humillación por siempre? ¿quién
dijo que estaría derrotado por el resto de mi vida? ¿quién dijo que la
lucha no nos hace grandes? Si mis ideas me pueden llevar a perder la
vida, también me pueden llevar a recuperarla, esa siempre fue mi
apuesta, por eso me he lanzado con todas mis fuerzas a la lucha, porque
reconozco en ella la grandeza de romper con las cadenas, y es cosa de
observarme en el cotidiano para confirmar esta aseveración, si con
decirles que puedo hasta enhebrar una aguja, así, tal cual como estoy,
sin 8 de los 10 dedos de las manos, puedo atar mis cordones, cocinar,
lavar, hacer bonitos cubos de origami y lo que se me plazca, puedo
incluso realizar todas las tareas que hacía antes, claro, la única
pequeña diferencia es que me demoro un poco más, pero ese es un detalle
tan pequeño, tan ínfimo si lo comparo con lo cerca que estuve de la
muerte, que lo paso por alto, porque después de todo siempre lo supe,
para lxs revolucionarixs no existen imposibles, y mi espléndida
recuperación es prueba de ello.
Lo importante es nunca perder el
espíritu de lucha, jamás, no importa qué tan terribles se vean las
cosas, pero mientras no te traicione tu mente y tu corazón, lo demás
pasa a ser casi un detalle, nuestros cuerpos pueden flaquear, es
cierto, pero lo que nos hace grandes no tiene nada que ver con carne y
huesos, lo que nos convierte en gigantes son nuestras convicciones,
nuestro espíritu de saber que hacemos lo correcto.
Ahora, escribo estas líneas no sólo
para advertir las nefastas consecuencias que puede traer consigo la
lucha revolucionaria, lo hago también para aportar en la creación de
nuevos y no tan nuevos métodos para enfrentar los difíciles caminos por
los que nos pueden llevar nuestras decisiones. Y es que en esta
ocasión sólo puedo aportar con unos cuantos ejemplos, por lo que incito
a otrxs compañerxs a compartir sus experiencias, pues las
posibilidades de la lucha son infinitas, locura, violación, exilio,
mutilación, victorias, torturas, clandestinidad, risas, presidio,
dolor, delación, amnesia, dependencia, golpes, humillaciones, muertes,
todas, ninguna, otras, y tantas más, y ¿cuántxs de lxs guerrerxs, hoy
en la calle, que combaten contra el poder y sus designios saben esto?
es decir, ¿qué tan preparadxs estamos para asumir los costos de la
guerra social si no sabemos este tipo de cosas? ¿podemos hablar de no
arrepentimiento sin tener en consideración todo esto? ¿entendemos lo
que significa la cárcel? ¿lo que conlleva? ó ¿comprendemos lo que
acarrea que un/a compañerx quede locx? ¿hasta dónde entendemos las
consecuencias de declararnos enemigxs del Estado/Capital?
En una lucha contra el sistema en su
totalidad, tenemos todas las de perder, ¿y aceptamos estas condiciones
antes de embarcarnos en la búsqueda de nuestros sueños? Yo soy de la
idea de saber en lo que uno está metidx, para también así saber
atenerse a las consecuencias, asumirlas y salir airosxs de ellas,
porque de lo contrario sucede lo que ya advertía una querida y
extrañable compañera, nos convertimos en la peor propaganda de lucha.
Si lo pensamos detenidamente, no es
de extrañarnos que muchísimxs compañerxs de antaño hayan escogido el
autoexilio como respuesta a algunas de estas consecuencias, y es que
realmente es muy difícil continuar la lucha en una región donde
mediática y socialmente el sistema grita por tu aniquilamiento, después
de todo ¿cómo se puede enfrentar al sistema cuando éste está
obsesionado con enfrentarte a ti, al haberte individualizado,
localizado y apuntado? Ahora, creo que si bien es cierto el exilio de
antaño sirvió para escudarse en la comodidad de una vida normal, lejos
de la criminalización de las ideas revolucionarias, hoy en día, y con
la vigencia de la propuesta de lxs compañerxs de la Conspiración de las
Células del Fuego, de armar un Frente Revolucionario Internacional,
queda de manifiesto que no importa dónde nos encontremos, la lucha
continúa hasta el final, porque no importa si nos encontramos
prisionerxs, exiliadxs en otra región, o clandestinxs en otro
continente, la lucha es una sola y supera las barreras de las naciones y
fronteras, porque independiente del idioma que hablemos o de la
idiosincrasia que nos diferencia, la lucha sigue siendo contra
estructuras del poder, contra los valores de la autoridad y contra las
lógicas de explotación y dominación, hermanándonos de esta forma con
todxs y cada unx de lxs guerrerxs que pelean por el mismo objetivo que
nosotrxs, la libertad. Me reconozco en la lucha internacionalista, pues
conozco de primera mano sus excelentes resultados, motivo por el cual
aprovecho esta instancia para unirme a la propuesta de lxs compañerxs
en Grecia, abrazando la iniciativa de la F.A.I./ F.R.I. como un
proyecto que apela a los mismos criterios que yo, esperando que este
comunicado sea un verdadero y real aporte, sobre todo para lxs
compañerxs que viven situaciones similares a la mía y/o lxs que en un
futuro, no deseable, tengan que pasar por esto.
Si me toca hacer un balance de todo
esto, a un año del bombazo que casi me cuesta la vida, mi resultado es
positivo, muy positivo, y no negaré que las cosas estuvieron difíciles,
porque hubieron días oscuros como la profundidad del mar, donde todo
se desmoronaba a mi alrededor, mi vida tal y como yo la había
construido se fue a la mierda, pero esto me ayudó, con el dolor que
contraía, a entender que todo eso que había edificado no lo había hecho
de manera lo suficientemente sólida como para aguantar la praxis de mi
discurso, si familiares, amigxs, compañerxs y amantes emprendieron el
vuelo de mi lado, hablando de una manera mucho más profunda que sólo
físicamente, al verme en esta situación, donde muchos pensaron que era
mejor que me hundiera solo antes que acarrease a más personas conmigo,
pues creyeron que jamás me levantaría de esta, si todas estas personas
que me subestimaron porque en su pequeñez pensaron que ni ellxs mismxs
sería capaces de pararse de una caída como la mía, hoy en día no están a
mi lado, es sólo por su mediocridad, porque sépanlo, cariño no me
faltó para disculparlxs, después de todo, nadie de nosotrxs estaba
preparado para esto. Pero tal como en la rudeza de mis palabras y de la
vida, no faltaron los gestos de amor y de entrega absoluta, haciéndome
saber que a pesar de todo allí estarían, conmigo, en las buenas y en
las malas, hasta el final, reafirmando los lazos ya forjados, quizás
sólo con incrédulas miradas de compañerismo, con una que otra
conversación dándole vuelta la cuadra, compartiendo una merienda o
criticándonos fraternamente en la banca de una plaza.
El Poder me deseó anulado de la
lucha, quisieron suspenderme eternamente en el 1 de junio del 2011, e
incluso hasta el día de hoy lo intentan, es cosa de observar por qué
soy conocido o dónde me encuentro, pero para mi nada de esto se detuvo,
continué, me levanté, mostré mis garras nuevamente y seguí luchando,
enfrentándome al enemigo constantemente, como en mis mejores tiempos,
porque no soy un guerrero que hay que recordar con añoranza, soy un
compañero más, uno más de la manada, sólo que en los intestinos de la
bestia carcelaria, lo único que me diferencia de lxs compañerxs en la
calle es el escenario donde nos enfrentamos, pero si ustedes son
capaces de arriesgar su libertad y hasta la vida en la lucha que nos
hermana ¿por qué debiese ser distinto para mí? A un año del fallido
ataque a la sucursal bancaria del Santander, me he levantado con
fiereza, vencí, aunque me sienten en el banquillo de lxs acusadxs,
porque supe tomar las riendas de mi vida con mis propias manos, triunfé
ante la vida mercantilizada que nos quieren imponer y ante la muerte
como única salida, pero esta victoria no es sólo mía, qué arrogancia de
mi parte sería creerlo así, porque si no fuera por lxs arrojadxs
compañerxs que se atrevieron a entregarme sus ánimos y cariño, ténganlo
por seguro, hoy no estaría escribiéndoles estas líneas, por eso,
nosotrxs, lxs combatientes de la nueva guerrilla urbana, somos su
derrota. A todas estas bellas personas que entienden que la guerra
social es mucho más que bombas, balas y bencina, y que saben que la
solidaridad es mucho más que un hobbie donde invertir el tiempo
disponible, a todxs aquellxs que no pueden conciliar el sueño mientras
sepan que unx de lxs suyos esté sufriendo, a esxs que si no tienen
tiempo disponible se lo rebuscan, faltando al trabajo o a clases porque
saben que de ellxs depende mantener alta la moral de el/la compañerx, a
todxs aquellxs que asumen la divertida y excitante aventura de
conquistar la libertad, a lxs compañerxs de la F.A.I./ F.R.I., a mi
querido amigo Reyhard Rumbayan (Eat), que con sus nobles gestos me ha
brindado la fuerza cuando flaqueaba, a todxs lxs absueltxs del montaje
caso-bombas, que su libertad me significó una sonrisa cuando pareció
haber una tormenta, a lxs compañerxs de la Conspiración de las Células
del Fuego, que con su dignidad me motivan a continuar luchando, a
Gabriel Pombo da Silva, Marco Camenisch, y a todxs lxs compañerxs
investigados y arrestadxs en la razzia represiva contra el movimiento
anarquista en Italia, al Mauri que me enseñó que un lobo aprieta su
quijada incluso después de muerto, a los colectivos autónomos que atacan
decididamente, a lxs compañerxs clandestinxs, exiliadxs y
secuestradxs, a lxs valientes solidarixs, a las conciencias rebeldes, a
todxs ustedes les dedico estas líneas, les mando un caluroso abrazo y
les debo el empeño de mantenerme con vida, porque tienen que saberlo,
fueron oxígeno cuando no lo había.
¡Porque cuando ustedes gritaron “fuerza compañero” me sentí más fuerte que nunca!
¡Porque ni la cárcel, ni la agonía, ni la muerte nos detendrá!
¡Viva el Frente Revolucionario Internacional!
¡Viva la Federación Anarquista Informal!
¡Muerte al Estado!
¡La lucha continúa!
¡Hasta la victoria, siempre!
¡Porque ni la cárcel, ni la agonía, ni la muerte nos detendrá!
¡Viva el Frente Revolucionario Internacional!
¡Viva la Federación Anarquista Informal!
¡Muerte al Estado!
¡La lucha continúa!
¡Hasta la victoria, siempre!
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