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jueves, 29 de marzo de 2012

¿Más papistas que el Papa? Transición cubana y poscomunismo

Por Pablo Stefanoni
En general, se analiza la transición cubana sobre aspectos económicos: cuánto se abren los mercados, cuánto crecen los cuentapropistas, el rol de las FFAA en la administración de las empresas más dinámicas, la inversión extranjera, etc. Pero se asigna menos importancia a los cambios ideológicos: sin duda cualquier transición necesita un correlato en la visión del mundo para legitimar el proceso y construir un horizonte nacional más o menos compartido. Y es así donde la visita del Papa (y la Virgen del Cobre) parece tener un rol fundamental.
En el futuro, los historiadores podrán consultar en la hemeroteca el periodico Juventud Rebelde, y se encontrará con la cobertura de este diario a la visita del Sumo Pontífice a la isla, y una serie de artículos a primera vista sorprendentes (al menos supongo que sorprenderán a quienes solo leen páginas de la izquierda que nunca critica nada del gobierno de Cuba, como mis amigos de Rebelión). Sorprendentes porque la prensa cubana ha logrado el milagro -ya que hablamos del Papa- de transformar al ex jefe de la inquisición en un cura casi progresista...Y ya que la prensa suele manipular y mentir sobre la Isla solo voy a usar citas de Juventud Rebelde (lo cual casi nadie hace en las notas apologéticas sobre Cuba, donde casi nunca se cita a sus medios estatales, quizás por la baja calidad de sus contenidos).

En un artículo del 28 de marzo, el periodista Luis Hernández Serrano recuerda la visita de Juan pablo II con una tonalidad tan positiva que podría haber sido escrita en un periódico de la Acción Católica. Así, señala que Juan Pablo II “le imprimió un gran dinamismo al Vaticano, desarrolló un proyecto de nueva evangelización que lo llevó a decenas y decenas de países y encaminó el pensamiento social de la Iglesia Católica hacia los más importantes temas contemporáneos”. Uno de esos temas contemporáneos, que "olvidó" el cronista, fue su contribución al derrumbe del socialismo real neoestalinista en Europa oriental. Y su trabajo en pos del retroceso de la teología de la Liberación y la redinamización de las campañas contra el derecho al aborto y otros derechos reproductivos. Juventud Rebelde sí recuerda que el Papa polaco abogó por la “globalización de la solidaridad”.
Con la exageración de los nuevos conversos, el Papa en el 98 no llegó a Cuba, sino “besó la tierra cubana” el 21 de enero y el ex jefe de Estado del Vaticano es mencionado como “líder espiritual”, o como el “nuevo sucesor de Pedro, que nos otorgó también el privilegio de visitarnos, bendecirnos...”. Cuando uno invita a alguien a casa hay que ser cortés, también hay que buscar aliados contra el imperialismo... pero ¿hace falta tanto?
Lo mismo ocurre con Ratzinger. Los diarios normalmente hablan de misas, pero Juventud Rebelde refiere siempre a la ceremonia como la Santa Misa (“Asiste presidente cubano a Santa Misa del Papa Benedicto XVI en la Plaza de la Revolución de La Habana”) . Y el uso de la Santa Misa se repite en el Granma y Trabajadores -otras patas del sistema informativo cubano. También se informa que el término “Plaza de la revolución” colmó Twitter mientras Su Santidad estaba allí, y que el tipeo de #BenedictoCuba rozó los 2500 mensajes por minuto. Para no quedarse atrás, el sitio oficialista Cuba Debate mostraba “Espectaculares imágenes aéreas de la Plaza de la Revolución durante la Misa” (ellos olvidaron agregar Santa, pero sí refieron al papa como el Santo Padre). Las fotos de alta calidad son ofrecidas como “un regalo de Cuba Debate” a sus lectores.
El enviado de Clarín de Buenos Aires, Sergio Rubín, ya había reportado apenas llegar a La Habana que “En el intento por quitarle voltaje político a la visita y resaltar su significado espiritual, el gobierno montó una sala de prensa envidiable con proyecciones de cortos sobre el quehacer del Vaticano, el proceso de proclamación de santos y hasta ameniza la faena periodística con el Ave María aunque también se ofrecen a la venta libros sobre Fidel y el Che Guevara. Ni en las súper católicas Polonia e Irlanda, cuando fue por primera vez Juan Pablo II, se llegó a tanto”.
El propio Raúl exaltó el papel de unificadora de la nación personificado en la Virgen del Cobre, que al parecer ya ocupa un lugar simbólico en el nuevo nacionalismo poscomunista. Algo muy diferente a la vieja discusión sobre cristianismo y revolución. El presidente cubano recordó que “Conmemoramos el IV Centenario del hallazgo y la presencia de la imagen de la Virgen de la Caridad del Cobre, que lleva bordado en su manto el escudo nacional. La reciente peregrinación de la Virgen por todo el país, unió a nuestro pueblo, creyentes y no creyentes, en un acontecimiento de gran significado”. La mención a “creyentes y no creyentes” recorre todos los artículos y discursos referidos a la visita papal. Raúl midió además que cada una de sus palabras encajara en la Doctrina Social de la Iglesia, como cuando dijo refirió a “modelos sociales e ideologías que destruyen los valores espirituales y producen exclusión y egoísmo”, o cuando criticó a la ciencia, las finanzas y el consumismo actuales.
Quizás por todo esto, el gobierno cubano no mostró ningún entusiasmo por conseguirle una entrevista a Hugo Chávez con el Santo Padre, un Chávez menos amigo del realpolitik que Ratzinger o Raúl.

 http://periodicoellibertario.blogspot.com.es/2012/03/mas-papistas-que-el-papa-transicion.html