Caso SANTANDER SECUESTRA
Nos disponemos a relatar los hechos ocurridos entre
el 23 de Abril y el 3 de Mayo de 2013. Somos un grupo de vecinos sin
pertenencia a ninguna plataforma, partido, sindicato o asociación
común:
La madrugada del 24 de abril nos encontrábamos en
Ciudad Universitaria tras pasar la tarde desempeñando actividades
académicas o laborales y en una reunión de amigos.
Habíamos quedado los tres para volver a casa y echar
unas fotos a las pintadas que el mayor de nosotros había hecho cuando
encontramos un coche de policía nacional esperando en la Avenida
Complutense, frente a la sucursal del banco Santander.
Tras darnos el alto y la detención, comienzan comentarios como “vais a beber disolvente”, “¿qué había en esas botellas?” y “si nos los hubieseis tirado (los cócteles molotov de los cuales no teníamos conocimiento) os habríamos cosido a tiros”.
Durante la detención, que supuso más de una hora a
la intemperie sin ropa de abrigo, aparecen cámaras grabándonos sin
nuestra autorización y que, según los agentes que efectuaron la
detención, estaban preparados por orden de un alto cargo de la Policía
Nacional de Madrid. La rapidez con la que aparece la cámara, unido al
impresionante despliegue de policía secreta y uniformada (por lo menos
una decena de vehículos), además de la inmediata respuesta por parte de
la Delegación del Gobierno, nos reafirma en la convicción del montaje
al que nos están sometiendo desde esa noche.
Nos llevan a las dependencias policiales de
Moratalaz, donde nos agrupan en la puerta del edificio y comienzan a
sacarnos fotos con un móvil personal como si fuésemos trofeos de caza,
tanto a la cara como a nuestras vestimentas en detalle, alegando que
esas fotografías son para uso personal y que serían destruidas.
Cuando nos llaman a declarar ante la policía, nos
preguntan “amigablemente” si queremos que nos sean devueltas ciertas
pertenencias que ninguno de nosotros reconocemos, entre las que se
encuentran unos panfletos de diversos colectivos como Corriente Roja, Toma la Facultad…
y que durante la declaración tienen calidad de pruebas. En esa sala
cabe destacar que encontramos diversos relojes parados a distintas
horas para aumentar la sensación de angustia.
En la mañana del 25 de abril nos llaman para pasar a
disposición judicial. Antes de salir nos entregan un documento para
firmar, cuando nos detenemos un segundo para saber de qué se trata nos
gritan: “¡dejaros de rojeríos, firmáis o no firmáis!”.
Una vez en Plaza de Castilla nos hacinan en una
celda a unas 15 personas. Allí estamos 12 horas, en las cuales podemos
reunirnos por segunda vez con nuestros abogados antes de declarar. En
ese momento se confirman nuestras sospechas al ver las fotos de unos
cócteles molotov y nuevamente la propaganda en su intento de doble
criminalización.
Sobre las 12 de la noche nos comunican la prisión
provisional y nos trasladan a los respectivos centros penitenciarios:
Soto del Real y Alcalá-Meco.
Desde primera hora la actitud de los medios masivos,
tanto la radio como la prensa escrita o digital, es deleznable, dando
informaciones falsas y sin contrastar. Aportan todos nuestros datos
personales, saltándose la presunción de inocencia y vinculándonos, una
vez más, a distintas agrupaciones y plataformas. Todo esto con el
simple objetivo de hacerse eco del montaje político de la Delegada del
Gobierno y de evitar la asistencia a la manifestación convocada para el
25A.
Según sucedían las distintas movilizaciones
posteriores a la detención la información se volvió confusa, mezclando
unas con otras y acentuando la desinformación a la que nos tienen
acostumbrados. Debemos denunciar en especial a La Razón Digital por
publicar nuestros nombres completos, arrollando nuestros derechos y
utilizando cabeceras como “La policía intercepta explosivos a los
organizadores de Asedia el Congreso”, con acusaciones muy graves, las
cuales ni siquiera Fiscalía reconoce, tomando una vez más la justicia
por su mano y exponiéndonos a la opinión pública como terroristas. Por
ello exigimos la dimisión de Laura L. Alvarez o que rebele sus fuentes
por un delito de calumnias, así como la inmediata eliminación del
mencionado artículo.
También aprovechamos para denunciar la situación en
la que se encuentran los detenidos en las dependencias policiales de
Moratalaz. Las condiciones allí sufridas incluyen la tortura tanto
física como psicológica. A nosotros tan solo nos dejaron ir a los
servicios y beber agua una vez en las 32 horas que estuvimos allí
secuestrados, a pesar de las reiteradas peticiones por nuestra parte, e
incluso por parte de una mujer que superaba los 50 años y que afirmaba
estar enferma, haciendo caso omiso a sus ruegos en tono de burla. Los
alimentos que nos proporcionaron fueron escasos, de mala calidad y
diseñados para provocar sed; también nos fueron entregados a horas
disparatadas (desayuno a las 10 de la noche), con el fin de
desorientarnos temporalmente. El ambiente allí estába totalmente
enrarecido debido a la temperatura y la humedad, lo que ocasionaba una
sensación febril e insoportable. Las luces permanecieron apagadas,
careciendo de estímulos visuales hasta el momento en el que nos
identificaron mediante fotos y huellas, realizadas aproximadamente a las
2 de la madrugada. Cuando solicitamos que nos encendieran las luces su
respuesta fue: “¿Pero no eres comunista? Pues tendrás que ahorrar”.
Por otra parte, en la cárcel de Soto del Real no
aprobaron ninguna instancia, ni siquiera activar los teléfonos en 8
días. Existe discriminación por clase social, incluyendo privilegios
judiciales o beneficios dentro de la prisión, así como cambios de
módulo. La situación de los internos sin apoyo externo cercano es de
especial desamparo, ya que no pueden recibir dinero o ropa, ni ver a su
familia. Es fácil darse cuenta, echando un vistazo, de la enorme
proporción de extranjeros que sufren la privación de libertad. A pesar
de todo ello, el trato recibido por nosotros en los centros
penitenciarios fue correcto y no nos sentimos personalmente amenazados
ni excluidos.
Agradecemos enormemente a todxs nuestrxs compañerxs
por el apoyo recibido, tanto a nosotros como a nuestras familias, y el
esfuerzo realizado en la difusión de nuestro caso. Solo somos una gota
de agua más en el mar de la represión sufrida por los movimientos
sociales y todos los sectores oprimidos, tanto actual como
históricamente.
“La acción permite superar las divisiones y encontrar soluciones. La acción está en la calle.”
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