Desde la Coordinadora Anarquista del Noroeste os animamos a participar en el II Encuentro Zamorano de Anarquistas y Afinidades. Se trata de un acto-debate en el que todas aquellas personas que sientan afinidad o compartan las ideas del anarquismo puedan poner sobre la mesa propuestas, preguntas, quejas, sugerencias o lo que les venga en gana. Este acto es la continuación del celebrado las pasadas navidades, donde se puso de manifiesto que sí hay gente en Zamora con ganas de moverse.
La ponencia presentada por los compañeros de la Coordinadora (a continuación de este texto) va en relación a cómo canalizar esas ganas, planteando un debate en la línea de qué luchas merece la pena apoyar y cuáles no. Entendemos que ese es uno de los principales problemas que nos encontramos en Zamora, ya que vemos que sí hay gente, sí hay ganas, pero los anarquistas zamoranos no nos encontramos en las calles formando parte de las mismas luchas.
El encuentro tendrá lugar en la sede de la CNT-AIT (Cardenal Cisneros 64, local B), el MARTES 3 de abril a las 20.00 horas. Os esperamos allí, y agradeceríamos que difundierais esta convocatoria entre aquellas personas que puedan estar interesadas.
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Los últimos meses hemos sido testigos de lo que parece ser un repunte en la actividad política de la gente. Desde el año pasado han tenido lugar múltiples manifestaciones, ocupaciones de la calle, alguna huelga, conflictos laborales... Hemos visto cómo gente que hasta hace no mucho no hubiese salido a la calle por nada en el mundo, se partía los cuernos y la garganta en movilizaciones como el 15M, o las huelgas de estudiantes. Evidentemente todavía el grado de movilizaciones no es el que a muchos nos gustaría, pero sí que parece que algo se está moviendo. Incluso en Zamora.
Llegados a este punto hay mucha gente que ha decidido que ya es hora de empezar a "hacer cosas". De alguna manera, estos últimos meses han sido una sacudida que ha despertado las ganas de luchar a algunas personas. Y en esas cosas, en esas luchas, debemos poner bien el ojo porque podrían contribuir seriamente a construir un tejido social mucho más combativo y consciente.
Sin embargo "hacer cosas", "luchar", "moverse" y otros términos parecidos son profundamente ambiguos. ¿De qué manera podemos influir en la sociedad para cambiarla? ¿Qué luchas merece la pena apoyar? ¿Cualquier cosa que se haga está bien? Llegado el momento de movilizarse se nos plantean muchas preguntas. Y es en la respuesta a esas preguntas donde algunos consideramos que está la clave para que lo que hagamos sirva de algo o sólo contribuya a fortalecer el propio sistema que intentamos cambiar.
Existen múltiples ejemplos de luchas, modelos organizativos, reivindicaciones concretas... Desde el ecologismo hasta el género, pasando por el mundo laboral o la inmigración. Sindicatos, partidos políticos, asociaciones de barrio, grupos de arte callejero, asambleas varias... El abanico de posibilidades es tan amplio que podríamos encontrar absolutamente de todo. Sin embargo, no todo es bueno.
Bajo nuestro punto de vista, la inmensa mayoría del espectro llamado "movimientos sociales" está contaminado por la acción del Estado, lo que irremediablemente los convierte en inocuos para el mismo. El sistema asume, subvenciona y encauza a los movimientos sociales para que no le hagan daño, y éstos se convierten de esta manera en algo completamente inofensivo. La mayoría de estos movimientos no contemplan la destrucción del Estado y el Capitalismo como solución inexcusable a los problemas de la sociedad; es más, trabajan con ellos mediante subvenciones y representantes, por lo que no sólo no contribuyen a solucionar nada sino que además empeoran las cosas. Aquí podríamos incluir a casi todos los sindicatos, agrupaciones ecologistas, de género, asociaciones de barrio, partidos políticos, organizaciones estudiantiles, etc.
Por otra parte existen algunos ejemplos de luchas que se desenvuelven al margen de la acción estatal, como por ejemplo el 15M, movimientos asamblearios anticapitalistas, asociaciones de arte crítico... Desde nuestro punto de vista, estos casos suelen ser positivos y simpatizamos con ellos. Sin embargo, creemos que la ambigüedad que manifiestan en sus posturas hace que sus luchas a menudo caigan en saco roto, no resultando un peligro real al sistema y no teniendo prácticamente posibilidades de cambiar nada. Desde estas posiciones a menudo se argumenta en contra del "etiquetarse" como si fuera una garantía de independencia y libertad, y se rehúye de modelos organizativos más definidos en torno a unas ideas, como pueden ser las organizaciones anarquistas.
Bajo nuestro punto de vista, la manera en que decidamos ponernos manos a la obra debe estar muy reflexionada. No nos vale decidir "hacer cosas". Creemos que hay que decidir también qué cosas queremos hacer y hacia dónde tienen que apuntar. Y para ello, irremediablemente, llega un momento en que hay que dar el paso y definirse. Creemos que las ideas aún no han muerto, y que no definirse o crear luchas ambiguas sólo beneficia al sistema y su propia ideología. Somos de los que creemos que las causas de la injusticia social están bien arraigadas. Pero no sólo en las esferas altas de la sociedad como los gobiernos o grandes empresas. Lo están también en nuestro funcionamiento cotidiano y a menudo en nuestras luchas. Y una lucha impregnada con los valores del sistema que queremos cambiar nunca podrá ser de verdad revolucionaria.
En nuestra opinión, si de verdad queremos crear una lucha efectiva, ésta debe ser coherente, honesta, debe apuntar bien hacia su objetivo y utilizar unas tácticas que no pongan en cuestión sus principios. Debe señalar a la dominación entre las personas como principal foco de problemas de la sociedad, y vislumbrar que una sociedad mejor sólo es una sociedad libre entre iguales. Debe cuestionar los problemas desde su raíz y no tratar de parchear soluciones, sino atajarlos definitivamente. Y todo esto, creemos, sólo nos los proporciona la lucha anarquista organizada.
Creemos que ha llegado la hora de pasar a la acción, crear grupos, agitación y propaganda anarquista. Debemos formarnos, fortalecer nuestras organizaciones y tomar la iniciativa. Para ello debemos reflexionar sobre nuestra manera de luchar, para no caer en ambigüedades y distracciones. No es tan difícil dar el paso, y no se puede estar toda la vida dudando. No debemos avergonzarnos de las ideas que tenemos, sino reconocerlas con la cabeza bien alta y tratar de llevarlas a la práctica en nuestras vidas. Una revolución no tiene lugar de forma espontánea: hay que crearla y alimentarla.
Nuestra propuesta, por tanto, pasa por el fortalecimiento de la lucha anarquista por encima de cualquier otra. Creemos que en el momento histórico actual es una prioridad irrenunciable. Por supuesto pensamos que hay otras cuestiones que son muy positivas y las apoyamos (ocio autogestionado, arte, asociacionismo...), pero entendemos que no deberían servir para distraer a la gente, sino, en todo caso, para complementar la lucha.
Salud
http://www.anarquismo-noroeste.org/?e=212
La ponencia presentada por los compañeros de la Coordinadora (a continuación de este texto) va en relación a cómo canalizar esas ganas, planteando un debate en la línea de qué luchas merece la pena apoyar y cuáles no. Entendemos que ese es uno de los principales problemas que nos encontramos en Zamora, ya que vemos que sí hay gente, sí hay ganas, pero los anarquistas zamoranos no nos encontramos en las calles formando parte de las mismas luchas.
El encuentro tendrá lugar en la sede de la CNT-AIT (Cardenal Cisneros 64, local B), el MARTES 3 de abril a las 20.00 horas. Os esperamos allí, y agradeceríamos que difundierais esta convocatoria entre aquellas personas que puedan estar interesadas.
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II encuentro zamorano de anarquistas y afinidades:
(El siguiente texto recoge las posturas militantes de varios compañeros anarquistas de la ciudad de Zamora. Por supuesto se trata de opiniones personales, las cuales no tienen por qué ser compartidas por los demás. El objetivo del texto es generar un debate en torno a las distintas formas de lucha, para, si es posible, construir entre todos iniciativas verdaderamente revolucionarias)Los últimos meses hemos sido testigos de lo que parece ser un repunte en la actividad política de la gente. Desde el año pasado han tenido lugar múltiples manifestaciones, ocupaciones de la calle, alguna huelga, conflictos laborales... Hemos visto cómo gente que hasta hace no mucho no hubiese salido a la calle por nada en el mundo, se partía los cuernos y la garganta en movilizaciones como el 15M, o las huelgas de estudiantes. Evidentemente todavía el grado de movilizaciones no es el que a muchos nos gustaría, pero sí que parece que algo se está moviendo. Incluso en Zamora.
Llegados a este punto hay mucha gente que ha decidido que ya es hora de empezar a "hacer cosas". De alguna manera, estos últimos meses han sido una sacudida que ha despertado las ganas de luchar a algunas personas. Y en esas cosas, en esas luchas, debemos poner bien el ojo porque podrían contribuir seriamente a construir un tejido social mucho más combativo y consciente.
Sin embargo "hacer cosas", "luchar", "moverse" y otros términos parecidos son profundamente ambiguos. ¿De qué manera podemos influir en la sociedad para cambiarla? ¿Qué luchas merece la pena apoyar? ¿Cualquier cosa que se haga está bien? Llegado el momento de movilizarse se nos plantean muchas preguntas. Y es en la respuesta a esas preguntas donde algunos consideramos que está la clave para que lo que hagamos sirva de algo o sólo contribuya a fortalecer el propio sistema que intentamos cambiar.
Existen múltiples ejemplos de luchas, modelos organizativos, reivindicaciones concretas... Desde el ecologismo hasta el género, pasando por el mundo laboral o la inmigración. Sindicatos, partidos políticos, asociaciones de barrio, grupos de arte callejero, asambleas varias... El abanico de posibilidades es tan amplio que podríamos encontrar absolutamente de todo. Sin embargo, no todo es bueno.
Bajo nuestro punto de vista, la inmensa mayoría del espectro llamado "movimientos sociales" está contaminado por la acción del Estado, lo que irremediablemente los convierte en inocuos para el mismo. El sistema asume, subvenciona y encauza a los movimientos sociales para que no le hagan daño, y éstos se convierten de esta manera en algo completamente inofensivo. La mayoría de estos movimientos no contemplan la destrucción del Estado y el Capitalismo como solución inexcusable a los problemas de la sociedad; es más, trabajan con ellos mediante subvenciones y representantes, por lo que no sólo no contribuyen a solucionar nada sino que además empeoran las cosas. Aquí podríamos incluir a casi todos los sindicatos, agrupaciones ecologistas, de género, asociaciones de barrio, partidos políticos, organizaciones estudiantiles, etc.
Por otra parte existen algunos ejemplos de luchas que se desenvuelven al margen de la acción estatal, como por ejemplo el 15M, movimientos asamblearios anticapitalistas, asociaciones de arte crítico... Desde nuestro punto de vista, estos casos suelen ser positivos y simpatizamos con ellos. Sin embargo, creemos que la ambigüedad que manifiestan en sus posturas hace que sus luchas a menudo caigan en saco roto, no resultando un peligro real al sistema y no teniendo prácticamente posibilidades de cambiar nada. Desde estas posiciones a menudo se argumenta en contra del "etiquetarse" como si fuera una garantía de independencia y libertad, y se rehúye de modelos organizativos más definidos en torno a unas ideas, como pueden ser las organizaciones anarquistas.
Bajo nuestro punto de vista, la manera en que decidamos ponernos manos a la obra debe estar muy reflexionada. No nos vale decidir "hacer cosas". Creemos que hay que decidir también qué cosas queremos hacer y hacia dónde tienen que apuntar. Y para ello, irremediablemente, llega un momento en que hay que dar el paso y definirse. Creemos que las ideas aún no han muerto, y que no definirse o crear luchas ambiguas sólo beneficia al sistema y su propia ideología. Somos de los que creemos que las causas de la injusticia social están bien arraigadas. Pero no sólo en las esferas altas de la sociedad como los gobiernos o grandes empresas. Lo están también en nuestro funcionamiento cotidiano y a menudo en nuestras luchas. Y una lucha impregnada con los valores del sistema que queremos cambiar nunca podrá ser de verdad revolucionaria.
En nuestra opinión, si de verdad queremos crear una lucha efectiva, ésta debe ser coherente, honesta, debe apuntar bien hacia su objetivo y utilizar unas tácticas que no pongan en cuestión sus principios. Debe señalar a la dominación entre las personas como principal foco de problemas de la sociedad, y vislumbrar que una sociedad mejor sólo es una sociedad libre entre iguales. Debe cuestionar los problemas desde su raíz y no tratar de parchear soluciones, sino atajarlos definitivamente. Y todo esto, creemos, sólo nos los proporciona la lucha anarquista organizada.
Creemos que ha llegado la hora de pasar a la acción, crear grupos, agitación y propaganda anarquista. Debemos formarnos, fortalecer nuestras organizaciones y tomar la iniciativa. Para ello debemos reflexionar sobre nuestra manera de luchar, para no caer en ambigüedades y distracciones. No es tan difícil dar el paso, y no se puede estar toda la vida dudando. No debemos avergonzarnos de las ideas que tenemos, sino reconocerlas con la cabeza bien alta y tratar de llevarlas a la práctica en nuestras vidas. Una revolución no tiene lugar de forma espontánea: hay que crearla y alimentarla.
Nuestra propuesta, por tanto, pasa por el fortalecimiento de la lucha anarquista por encima de cualquier otra. Creemos que en el momento histórico actual es una prioridad irrenunciable. Por supuesto pensamos que hay otras cuestiones que son muy positivas y las apoyamos (ocio autogestionado, arte, asociacionismo...), pero entendemos que no deberían servir para distraer a la gente, sino, en todo caso, para complementar la lucha.
Salud
http://www.anarquismo-noroeste.org/?e=212
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