Nosotros pedíamos acciones más contundentes que todo lo que cabe dentro de la legalidad. Más que nada porque actuar dentro de la legalidad es actuar dentro de sus permisos, dentro de lo que ellos dicen que es la "Libertad", es decir, dentro de la jaula donde nos dejan campar a nuestras anchas. Al principio cortábamos la calle con permiso de la policía. Sí, pedíamos permiso. Pero una vez desvinculados del centro decidimos no volver a pedirlo. Cada miércoles cortaríamos la calle en señal de protesta. Justo el miércoles pasado, el día 15 de febrero, tuve que irme un poco antes y no pude quedarme en la protesta. Y me quedo corta si digo que herví de impotencia cuando, horas más tarde, leí en Twitter lo que les había ocurrido a mis compañeros. La nacional había estado esperándoles en la puerta del instituto y cuando se sentaron para cortar la calle, sin diálogo alguno, la emprendieron con patadas, cogidas del cuello y estiradas de pelo a mis amigos... Y habían detenido a Andreu! ¿Conocéis ya el resto de la historia, verdad? Gracias a Twitter la gente se enteró de lo que había pasado, de la BARBARIDAD que había ocurrido. El día 16, centenares de personas vinieron a darnos apoyo a los alumnos del IES Lluis Vives. Mientras, dentro del centro, la directiva casi que no nos dejaba volver a manifestarnos - Para que después digan en el ABC que nos regalan los aprobados si nos manifestamos...- No quería que su instituto se convirtiera en un icono de revolución, podía traerle problemas, y ya lo ha hecho.
Las agresiones policiales fueron todavía más duras este día, y peores al día siguiente, el viernes 17, cuando nos condujeron a una trampa, delante de Zarpadores. Yo estaba allí, en primera fila, con P. que me cogía de la mano, y me repetía que él no dejaría que me pegara nadie. Policías delante y detrás, no me gustaba nada aquello, y le dije a mi novio que nos fuéramos. Justo 30 segundos después de haber abandonado la multitud encontramos a una vieja amiga que corría junto a unas compañeras mías de clase, calle abajo. Sin pensárnoslo, las seguimos. Y no creémos la suerte que tuvimos cuando al girar al final de la calle nos dimos cuenta que a los que se habían quedado allí los había rodeado la policía. Ya no podíamos salir, habían convertido la calle de Zarpadores en una ratonera. "¿Y E. y M.?" preguntaba yo. llamaba y no me cogían el teléfono... Nadie sabía ni entendía nada. Se escuchaban gritos... Llamé a mucha gente, me aseguré de quien estaba dentro y fuera del círculo de aquellos policías, que encima de tener de los nervios a adolescentes indefensos entre la muralla humana que habían construido, se burlaban de las chicas enviándoles besitos y sacándoles la lengua. La hermana de una amiga, de 13 años, pedía educadamente salir de allí, tenía miedo y se quería ir a casa. La respuesta de un policía fue: "Me chupas la polla". Cargaron contra ellos y los identificaron a TODOS. Como auténticos criminales... Los registraron, los trataron como delincuentes... Y no puedo describir mi impotencia al saber que yo tenía compañeros de clase allí dentro clavados. Los llamaba y uno de ellos me decía por teléfono: "Ya no hay nada que hacer, Ame, es imposible".
No pensamos parar. ¡Que lo sepan y nos escuchen!
LA ÚNICA ALTERNATIVA ES LA REBELIÓN!
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