[26-8-2008]
Estamos asistiendo en los últimos tiempos a unas críticas,
tanto de organizaciones o grupos ajenos a la Confederación como
desde la propia CNT, contra las secciones de la AIT y contra la
mayoría de los sindicatos de La CNT, a los que se les acusa de ser
pequeños grupúsculos ideologizados y politizados, de no tener
ninguna realidad social, de vivir de espaldas a la sociedad y a los
trabajadores. Muchos de estos ataques vienen de la CGT y otras
organizaciones, algunas de las cuales pertenecieron en su día a la
AIT y han constituido un frente común para destruir a la AIT y de
paso a la CNT. A este frente es al que se ha denominado
internacional paralela y lo componen entre otras organizaciones: CGT
de España, la SAC sueca, la CNT- Vignoles (Francia) y la IWW (USA).
Ellos, que nos acusan de vivir ajenos a la realidad, no
dudan de inventar la realidad si es preciso para adaptarla a sus
propósitos. Pero la realidad es la que es, lo que se trata en el
fondo es de engañar, de manipular de confundir, de echar arena sobre
los ojos de los demás para que no vean el engaño y la traición, se
inventan datos, se inventan conflictos, todo en pro de conseguir la
cuadratura del circulo; han llegado a la conclusión de que las
ideologías estorban, sobre todo la anarquista. Están por la
conquista del poder dentro y fuera de la organización y presentan
como una novedad la anacrónica formula de conquistar el poder para
cambiarlo desde dentro. Abogan por un sindicalismo neutro sin
ataduras ideológicas, critican a la CNT y a la AIT de ser pequeños
grupúsculos ideológicos y políticos. Si estamos ideologizados es
porque tenemos una ideología, la anarquista; si estamos
politizados, es en el sentido de que luchamos por unas ideas de
transformación social, una alternativa a la sociedad capitalista
actual, por el comunismo libertario, pero no en el sentido de lucha
por el poder ni de participar en las instituciones burguesas,
parlamentos, ayuntamientos o comités de empresa. Esto sí que sería
una lucha estéril que nos llevaría inevitablemente a la integración
en el sistema. Los que tanto nos critican no sólo han perdido la
ideología sino también la vergüenza. Quieren asociar la ideología
anarquista al fanatismo, al dogmatismo y al estancamiento, se quiere
hacer creer sutilmente que las ideologías son un lastre, un
impedimento para el crecimiento, para que las masas de trabajadores
acudan a los sindicatos. Ahora de lo que se trata es de ser
modernos, plurales, flexibles y heterodoxos para adaptase a los
nuevos tiempos, para lo cual hay que sumar y unirse con quien haga
falta, incluso con la CGT. Hay que abrirse al exterior, perder el
temor a contaminarse, esto nos dará la unión y la fuerza, y, si es
preciso, prescindir de esos elementos anarquistas ortodoxos anclados
en el pasado, incapaces de adaptase a los nuevos tiempos. Hay que
dejar a un lado las ideas, las utopías y los viejos sueños; ahora,
de lo que se trata es de hacer un sindicalismo de verdad adaptado a
la nueva realidad social, para salir de la marginalidad y del
ostracismo y adaptarse una sociedad flexible y cambiante.
La CGT, ejemplo
flagrante de adaptación a la realidad capitalista, de abandono y
traición a todos los principios anarquistas y anarcosindicalistas,
después de varias décadas de consumar su traición a la CNT y al
anarcosindicalismo, ¿tal vez han conseguido atraer a las masas
obreras y tener los locales repletos de trabajadores con cientos de
miles de afilados? La respuesta es no, sólo han conseguido ser el
furgón de cola de los sindicatos institucionalizados, incapaces de
competir con los sindicatos amarillos, con las grandes burocracias
sindicales, CCOO - UGT, a los que intentan imitar. Y después de
tanta adaptación a la realidad y de haberse quitado el corsé de las
ideas, ¿a dónde han llegado? A nada. A tener estructuras
burocráticas y jerarquizadas, a tener jefes y liberados, a afiliar
cargos políticos, policías y carceleros y aceptar subvenciones del
estado, al que en el fondo sirven o pertenecen. Después de todo esto
tienen la desfachatez y la poca vergüenza de seguir utilizando la
terminología y los símbolos anarcosindicalistas como disfraz, como
algo folklórico de lo que aprovecharse para engañar a los
trabajadores, y tienen el descaro de reclamar la historia y el
patrimonio de la CNT, de la que tanto han renegado y han
traicionado. Si existen todavía es porque al estado le interesa
utilizarlos para generar confusión, como freno del
anarcosindicalismo y de la CNT, que es la única organización que aún
continua siendo verdaderamente anarcosindicalista
Viva la CNT la AIT y el anarcosindicalismo.
Un buen artículo compañeros, desde la escisión que en ningún momento acepté como militante de CNT y que muchos compañeros intentaron convencerme que me fuera con ellos, en un principio a la otra CNT la colaboracionista, que yo condené desde el primer momento, diciéndoles que sólo buscaban privilegios al colaborar con el estado y tanto... El año pasado 2012 compraron a la CGT por 223.490 Euros de parte del estado que dicen combatir...!!!
ResponderEliminarSalud compañeros