viernes, 19 de octubre de 2012

La anarquía y el desorden

anarquismoPierre Joseph Proudhon define así el concepto del anarquismo:

“Anarquía, ausencia del señor, de soberano (El sentido que vulgarmente se atribuye a la palabra anarquía es ausencia de principio, ausencia de regla, y por esta razón se tiene por sinónima de desorden.), tal es la forma de gobierno, a la que nos aproximamos de día en día, y a la que, por el ánimo inveterado de tomar el hombre por regla y su voluntad por ley, miramos como el colmo del desorden y la expresión del caos.” (1)

Por su parte Malatesta la define de la siguiente forma:

“La palabra anarquía proviene del griego y significa sin gobierno; es decir la vida de un pueblo que se rige sin autoridad constituida, sin gobierno.” (2)

Para Eliseo Reclus:

“La anarquía es la más alta expresión del orden”

Y es este el concepto que vamos a abordar en el presente texto.

Mucho se nos dice que los anarquistas hemos elegido mal nuestro nombre; que si bien los objetivos son hermosos el nombre nos presenta como agentes del caos, por lo que muy pocos alcanzan a comprender los objetivos revolucionarios que nos hemos propuesto.
No nos detendremos mucho en contestar tales afirmaciones. La mayoría de ellas provienen del desconocimiento de los hechos unas veces, y las otras de gente de mala fe que, interesados en que el pueblo siga siendo su esclavo, no dudan en manchar con mentiras la historia y la filosofía del anarquismo, que saben es su rival a muerte.
La palabra anarquía ha sido tan manipulada para presentarla como sinónimo de caos y desorden que los prejuicios hacia la palabra y hacia los anarquistas son bastante frecuentes, aunque infundados y nacidos del desconocimiento de la palabra y de la manipulación mediática de los órganos de (des) información al servicio del Estado (3).

Expliquemos ante todo lo que significa la palabra anarquía.
Es un término griego que significa:

An: ausencia de.
Arquía: gobierno. O por mejor decir, Estado.
Así tenemos que hay otras palabras provenientes del griego que se usan en la actualidad:
  • Democracia proviene de “Demos” (Pueblo) “Kratos” (gobierno)= Gobierno del pueblo. (Lo que en nuestros días se conoce como democracia es una vil mentira según la etimología de la palabra).
  • Monarquía proviene de “mon” o “mono” (uno) “arquia” (gobierno), o sea, el sistema de gobierno donde manda una sola persona, el rey o la reina.
Si hemos comprendido ya los significados de estas palabras no nos será entonces difícil ver el verdadero significado de la palabra anarquía.
An-Arquia= ausencia de gobierno. Tenemos entonces que quienes usan la palabra anarquía como sinónimo de caos y desorden lo hacen empleando la palabra de la forma más equivocada.

La palabra Acracia, con la cual también se identifica a los anarquistas (Ácratas), significa ausencia de coerción.

A= negación de. Kratos= gobierno o coerción.

Es decir, la anarquía y por ella los anarquistas, abogan por una sociedad donde no exista el Estado ni forma alguna de coerción. Esto no significa en modo alguno que signifique ausencia de orden.

El Estado y la cultura aburguesada que se vive en la actualidad tienden siempre a calificar de desorden y caos aquello que no pueden controlar.

Es una táctica bastante conocida ahí donde existen conflictos políticos: en las guerras, por ejemplo, se dice comúnmente que el bando contrario (sea el que sea, ya que en una guerra se disputan únicamente intereses económicos o políticos para beneficio de cierta capa burguesa) son una banda de forajidos, asesinos y un gran número de calumnias, ciertas o no, que no tienen como objetivo sino el que la opinión pública avale los asesinatos que los calumniadores harán.

En Rusia durante la revolución rusa se presentó a Nestor Makhno como un asesino de sangre fría que saboteaba las líneas de tren; se le acusó en general como se hace en todo conflicto de guerra, con la agravante de que quien hacía esas acusaciones eran ni más ni menos que “socialistas” (4).

A Buenaventura Durrutí igualmente se le calumnió en la prensa española de la época, y junto a él a todo el movimiento anarquista (5).

Ricardo Flores Magón fue igualmente calumniado por la prensa porfirista antes de la revolución mexicana, y posteriormente por la prensa maderista; Magón y sus compañeros fueron siempre, durante el porfirismo así como en el maderismo, objetos de todas las injurias y atropellos imaginables. Ni siquiera muerto cesaron las calumnias contra nuestro hermano Ricardo (6).

La primer táctica a usar contra el enemigo según la perspectiva estatista (socialista, republicana o fascista, da exactamente lo mismo) es la de la calumnia. Entre más dura sea la calumnia mejor.
Así es que se explican entonces las montañas de mentiras que el poder en todas sus facetas y con diferentes nombres han hecho del anarquismo y de la palabra anarquía.

Nosotros los anarquistas al hablar del Estado no tenemos necesidad siquiera de inventar una coma: basta simplemente con describir su sistema y sus actos para encontrar un panorama realmente horrendo.

En su tiempo, cuando la burguesía no estaba en el poder y se aprestaba para asaltarlo, se le llamó generadora del caos; a los republicanos los monárquicos los tachaban de incontrolados y agentes del desorden; y estos a su vez, ahora que se encuentran en el poder, tachan a los anarquistas de pretender acabar con el orden y desear el caos y la destrucción.

Se recrimina a los anarquistas las ejecuciones de ciertos militares, reyes, curas y demás explotadores y asesinos, así como de ciertos atracos. Olvidan decir por ejemplo que en su tiempo la burguesía tomó igualmente las armas e incitaba a la lucha; que los republicanos han tomado también las armas y que han hecho uso igualmente de la violencia; que los mismos marxistas han tenido gente actuando de forma violenta o ilegal, Stalin por ejemplo atracaba bancos.

Hablando de la república, olvidan decir que Madero subió al poder mediante la traición, que Carranza traicionó y mató gran número de zapatistas; hablando de monarquías, que el trono de Juan Carlos de Borbón está barnizado con la sangre de más de 500 mil españoles asesinados a manos de Franco, su antecesor; hablando de socialismo, olvidan decir que el pueblo venezolano y cubano, así como el chino, son objeto de la explotación a manos de un manojo de burgueses amparados por el Estado “socialista” sin olvidar en el caso de Cuba a los cientos de fusilados por oponerse a su régimen de muerte; olvidan decir tanto los republicanos, los monárquicos y los socialistas que todos los gobiernos instaurados actualmente tienen como antecedentes el asesinato, la traición, la mentira, la tortura y la explotación.

Olvidan decir también que estos asesinatos no han terminado: actualmente todos los gobiernos, sin importar su etiqueta, continúan matando, explotando, torturando y aplastando a los pueblos, generando con ello un caos económico, político y social que bien podría servir para una película de horror, si todos los crímenes fraguados y llevados a cabo por el Estado fueran hablados públicamente, y no callados por los medios de comunicación al servicio del poder.

¡Pero nos dicen que los anarquistas somos violentos, caóticos y peligrosos!

No es sin duda alguna gratuita esta propaganda: se trata de eliminar todo aquello (y en esto no hacen distinción entre las diferentes tendencias socialistas, sino incluso lo hacen con aquellos movimientos que carecen de toda idea y que se generan por las circunstancias mismas de miseria que se vive en todos los países) que pueda ser una oposición.

Se trata de calumniar y generar en la opinión pública la idea de que solamente el Estado garantiza libertad y justicia al pueblo.

No es para sorprenderse el hecho de que sea precisamente el capitalismo (amparado en el Estado) quien genere sus propias crisis económicas y que sea éste mismo quien las “solucione” (solucione a medias, porque es siempre el pueblo quien termina pagándolas).

Se trata de la vieja táctica de pegar sin mostrar la mano, y que cuando haya una incomodidad del atacado venga cual súper héroe el capitalismo para salvarle. Se genera de esta forma una dependencia del pueblo hacia sus mismos verdugos, pensando en que son ellos quienes le han salvado.

En otro texto (7) he hablado de que esa forma de actuar del poder genera en el pueblo una conducta psicológica parecida al Síndrome de Estocolmo, donde es el pueblo quien se hace dependiente mentalmente de su verdugo… del que sin duda pronto se desprende y comienza a atacarle apenas tiene conciencia de su situación.

De esta forma es como se tiene como sinónimo de “orden” el estado actual de cosas en que vivimos.

Debemos entonces ver qué tipo de orden es este al que se dice que atacamos, cosa de la que no nos arrepentimos y que continuaremos haciendo.
Cuando nuestros adversarios nos acusan de querer el desorden, lo hacen pensando en que deseamos la destrucción de la situación actual, por lo tanto ellos reconocen a este sistema como sinónimo de “orden”.

Para ellos el orden es la mujer vendiendo su cuerpo por no poder dar de comer a sus críos; es el minero sepultado para engordar los bolsillos de los capitalistas; es el niño viviendo en las calles en medio de la violencia y el hambre; es el obrero dejándose más de la mitad de su trabajo para beneficio del burgués explotador; es la destrucción del medio ambiente y de los animales para aumentar las arcas del capital; es el enfermo tratado como bestia en los hospitales; es el anciano abandonado en casuchas donde se les lleva como si fueran los residuos de la humanidad; es el estudiante embrutecido por valores nacionalistas; es la mujer acosada por el burgués; es el lujo execrable en medio de la miseria; es el pueblo cloroformado por la Iglesia; es un ejército brillantemente armado en medio del mar de hambrientos de los miles de barrios populares; es la desaparición de los elementos subversivos; es la ley hecha para beneficio del burgués; son las leyes Gestapo implantadas en todos los países para mayor control de la población; es la situación insostenible donde se vive con la incertidumbre de poder comer el mes que viene; son las mujeres violadas de Atenco a manos de la policía; son los mapuches asesinados; son los cubanos perseguidos por el régimen capitalista de Cuba; son los miles, millones de muertos de hambre en el tercer mundo; es más de la mitad de la población mundial viviendo en condiciones de pobreza; son las millones de privaciones en que viven los pobres; son las casuchas donde nos vemos obligados a vivir; es una juventud sin futuro que se corrompe por las drogas con todas las consecuencias que ello conlleva; es el analfabetismo de muchas partes del país en plena “era tecnológica”; es la magra alimentación que apenas podemos darnos los pobres; es la cultura, la libertad y la justicia ultrajadas para beneficio de los poderosos…

¡Claro que deseamos la destrucción de ese “orden”!

Toda persona que tenga en sus adentros un mínimo de amor por la Libertad y que advierta semejantes monstruosidades, si de verdad se precia de ser una persona honrada, desea fuertemente la destrucción de este sistema de muerte.

¿Qué es lo que entienden los gobiernos por “desorden y caos”?

Por desorden y caos entienden aquellas situaciones en las que el pueblo, harto de soportar su condición de esclavo en la economía para sostenimiento de clases burguesas parasitarias, de materia prima en las guerras donde van a morir para beneficio de los capitalistas, se subleva y desobedece a sus eternos explotadores; caos y desorden es para todos los estatistas ahí donde el pueblo ya no les obedece, donde el pueblo toma en sus propias manos los destinos de sus vidas y se aprestar a aplastar las instituciones de la desigualdad: Iglesia, Capital y Estado. Caos y desorden es para el Estado y el capital cuando sus privilegios se caen a pedazos; cuando al fin el pueblo muestra los dientes y furioso se alista a ajustar cuentas a sus verdugos. Caos y desorden es para ellos el que nos acordemos de que tenemos dignidad, y que deseemos una vida de personas y no de máquinas.

Propagadores de la tolerancia y la paz en apariencia, los gobiernos se muestran como los más feroces sanguinarios cuando no pueden mantener bajo su control a las masas populares; el sanguinario Galliffet de Paris (8) vive en el fondo de todo gobernante, dispuesto a salir a flote cuantas veces sea necesario.

Ejemplos para demostrar lo antes dicho no nos faltan: la historia humana está repleta de ejemplos.

Ahí donde el pueblo se ha sublevado contra sus gobernantes (sea en México, en Chile o en Libia) estos han actuado matando a diestra y siniestra a todo aquel que se dispone a cambiar su situación de miseria y ser libre. Palabras como “Justicia, Libertad, Igualdad”; lemas como “Tolerancia, Respeto, comprensión” pierden todo significado; es entonces cuando todos los defensores del orden actual toman sus puestos para tomar medidas e imponer el “orden”. Se cae entonces la máscara de la democracia y progresismo, y Estado, fuerzas armadas, medios de comunicación, Iglesia y progresistas se dan la mano para caer juntos sobre quienes se aprestan a cambiar su situación.

Aquellos (incluso aquellos que van de “socialistas”) que tanto nos hablan de que los anarquistas deseamos el caos y el desorden, han implantado sus regímenes en medio de los montones de cadáveres, de la sangre del pueblo, de su miseria y de su sometimiento por medio de la violencia, el crimen y la muerte.
Toda idea basada en el Estado precisa ante todo que sus súbditos sean sumisos; por medio del engaño (democracia, libertad, justicia, sufragio electoral, igualdad, prosperidad) o por medio del descaro (policía, ejércitos, desapariciones, cárceles) pero sumisos siempre. Impuestos mediante el caos y la violencia, harán que sus súbditos identifiquen como caos y violencia aquello que vaya en contra del poder actuante.

¡Qué de campañas en contra de la “violencia” se desarrollan en todos los países!

¿Cuándo veremos campañas denunciando el caos económico generado por el capitalismo que sume en la miseria a miles de personas? ¡Ah!, ese caos es pasado por alto. Ningún medio de comunicación dirá una sola palabra.

¿Cuándo veremos que salgan en la TV los abusos que cometen los ejércitos en contra de las poblaciones a las que someten?

¿Cuándo veremos denuncias sobre las muertes cometidas en comisaria diariamente por un engendro desquiciado cuyas neuronas se pueden contar con los dedos de una mano, pero cuyos abusos se cuentan a montones?

¿Cuándo se hará una campaña para ponerse moños y lazos de colores por los miles de trabajadores muertos en sus puestos de trabajo para mayor beneficio de sus explotadores? (9)

¿Cuándo hablarán de los 12 millones de personas que están en riesgo de morir de hambre en Somalia, y de quienes dicen los Estados que se encuentran en “emergencia humanitaria” mientras lloran lágrimas de monja por los miles de niños que morirán y por los cuales no mueven un dedo como no sea para hacer negocio con su sufrimiento?

¡Bendito sea este “Orden” que nos tiene sumergidos en la miseria, la muerte, la autoridad, la explotación y la desigualdad!

Lo he dicho ya en otras partes: se pretende que sin Estado (y esto lo pretenden desde la derecha hasta las tendencias socialistas inspiradas por el principio del Estado) el ser humano caería en el caos, la desesperación, el hambre y la miseria… ¡Pero es precisamente eso lo que estamos viviendo ahora bajo la tutela del Estado!

¿A qué se puede temer entonces? Cualesquiera que fueran los fallos salidos de una revolución antiestatista son mil veces preferibles al estado en que nos encontramos los pobres de todo el mundo.

No temamos a que la revolución nos lleve al caos; estamos ya en pleno caos. La revolución social anarquista será el pistoletazo de salida para la creación de una sociedad donde las desigualdades, las injusticias y las miserias que imperan en todo régimen de gobierno desaparezcan para dar paso a una sociedad donde la justicia, la libertad y el progreso sean una constante.

Declaramos la guerra a todo tipo de Estado precisamente porque vivimos en esas condiciones de caos y miseria a las que tanto se teme.
Defender el “orden” actual y tachar a los anarquistas de caóticos es remachar las cadenas de miseria y desigualdad en que vivimos.

Deseamos la destrucción de este estado de cosas, precisamente porque deseamos el orden que en la situación actual no se encuentra por ningún lado.

¿Cuál es el orden que los anarquistas proponemos?

Es un orden que no ha salido de una institución, que no es ordenado por un presunto iluminado, que no es dirigido por nadie, sino que parte de la iniciativa de todos los involucrados.

Es el orden donde en cada región los trabajadores toman los medios de producción, estos a su vez se abren al libre uso de ellos por los mismos trabajadores, que los hacen funcionar de acuerdo a las necesidades del pueblo.
Los productos obtenidos mediante el trabajo son de propiedad colectiva; nadie puede acumular riquezas, porque todo es de todos.

A cambio de laborar un par de horas en un oficio (10), con las mejores herramientas, los adelantos tecnológicos, en condiciones de higiene y seguridad, todo trabajador tiene aseguradas sus necesidades de calzado, alimento, vestido, productos de uso cotidiano, y en general todo aquello de que tenga necesidad.

Las comunas así organizadas se federan entre sí para intercambios de productos y servicios, solidaridad y cuestiones que consideren pertinentes. No existen los líderes: los delegados no tienen ningún tipo de poder y responden directamente ante sus comunas. No existe una institución que lo dirija todo: cada comuna organiza sus servicios de acuerdo a sus necesidades y libremente acordado por sus miembros.

Desaparecida la propiedad privada, el robo y la riqueza pierden sentido de ser, porque todo será de todos y todos tendremos derecho al consumo a cambio de trabajar. Desaparecidos los principales puntales del crimen (Estado, capital, propiedad privada, clero) la policía y el ejército desaparecen como instituciones. Los oficios de abogados, de jueces, de celadores, curas y cosas parecidas desaparecen, porque con el aplastamiento del Estado, la desaparición de la propiedad privada y del régimen del salariado, desaparecen igualmente la ley, la autoridad.

Ese orden que se cree imposible por gente de buenos sentimientos pero de gran escepticismo, ha sido posible en varias etapas de la historia. Quienes teman dar un paso tan grande deben preguntarse “¿Acaso hay algo que perder?”
No podemos asegurar que en una sociedad constituida sin Estado y sin autoridad no vaya a tener errores ¡Somos humanos!

Pero esos errores nunca llevarán a un estado social como el que actualmente padecemos, donde existe de todo, menos orden, justicia, libertad ni equidad.
Tal orden, al no partir de ningún centro, será una serie de orden en todos lados. Una sociedad así constituida bajo la Libertad no tendrá en su camino mayor freno que el de sus propias fuerzas, y para lo cual se apoyará a sí misma entre todos sus miembros para superarlo.

El lema del sistema actual es: avaricia, codicia, destrucción y muerte para conseguirlo, esclavitud y hambre para perpetuarlo. Cárceles, violencia y asesinatos para asegurarlo.

El lema de una sociedad anarquista será: Libertad, justicia y equidad para todos y todas. Voluntad, progreso y ciencia para perpetuarla. Solidaridad, apoyo mutuo y fraternidad para asegurarla.

¡Y aún habrá quienes nos tengan por agentes del desorden!
Dejemos que los ríos suenen, ello indica que llevan agua.
¡Caóticos y propagadores del desorden aquellos que defiendan este estado actual de podredumbre y miseria! ¡Utopistas aquellos que piensan que se puede vivir bajo el Estado! ¡Ilusos aquellos que piensen que esto no reventará dadas las condiciones en las que vivimos!

Por la revolución social, por la destrucción del Estado, por la anarquía.

Notas.
1.- P. J. Proudhon ¿Qué es la propiedad?
2.- Errico Malatesta La Anarquía.
3.- A este aspecto el lector puede consultar la obra de Luigi Fabbri “Influencias burguesas sobre el anarquismo”
4.- Pueden consultarse algunos de estos aspectos en el libro de Volin “La revolución desconocida”
5.- Consúltese la excelente obra de Abel Paz “Durruti en la revolución española” donde se describen estas calumnias a Durruti en periódicos españoles de la época, e incluso en periódicos argentinos cuando una parte del grupo “Los solidarios” andaban por tierras argentinas.
6.- Puede consultarse la obra de Diego Abad de Santillán “Ricardo Flores Magón, el apóstol de la revolución mexicana”.
El mismo Antonio I. Villarreal (Quien no llegó hasta Los Ángeles), Juan Sarabia y Jesús Flores Magón fueron emisarios de Francisco I. Madero en julio de 1911 para tratar de convencer a Magón y compañía (que entonces tenían tomadas algunas zonas del norte de México bajo la bandera anarquista del PLM) de que depusieran las armas y se unieran a la causa del traidor Madero. Comunicaron entonces que Francisco I. Madero ofrecía a Magón la vicepresidencia de México y a Enrique Flores Magón el puesto de secretario de gobernación. Cargos rechazados firmemente por los hermanos anarquistas, pero acto que dio como fruto el ataque certero en las columnas de Regeneración por Ricardo en contra de Villarreal, Jesús Flores Magón y al que apodaron con toda razón “El Judas Juan Sarabia”.
Por su parte, Juan Sarabia al ver que no pudo comprar a los anarquistas, amenazó a estos diciendo “Puesto que ustedes no convienen con nosotros, yo les haré todo el mal posible”. Amenaza que se cumplió, pues a las pocas horas los anarquistas de Regeneración serían arrestados por policías estadounidenses. Así mismo contestó el ataque de Magón desde las columnas del Diario del hogar.
Calumnias e injurias se desataron entonces en contra de Magón por parte de varios periódicos maderistas, al ver que los rebeldes anarquistas no se compran con presidencias ni con dinero.
Recomendamos así mismo la obra de Florencio Barrera Fuentes “Ricardo Flores Magón, el apóstol cautivo” y en general gran parte de las obras que tratan de la vida de Magón después del periodo de 1910. Sobre la obra de Florencio Barrera Fuentes, es interesante toda vez que se hace caso omiso a sus prejuicios sobre el anarquismo y la visión anarquista que tenía Magón y sus correligionarios sobre la revolución mexicana.
Dice Florencio Barrera en la parte final de su libro, sobre la muerte de Ricardo Flores Magón:
“Fue sepultado en el Panteón Francés la tarde del 16 de enero de 1923; pero a partir de entonces, su nombre tampoco ha vivido en paz.
Fresco todavía su cadáver y fresca también la tierra mexica­na que sepultó su ataúd, cayeron sobre él anatemas e invectivas por­que su nombre seguiría viviendo en las banderas de los oprimidos, de los desheredados, a cuya causa había ofrendado su vida eterna. Su nombre no se quedó grabado en la fría lápida de su sepultura; de ahí fue a estamparse en los estandartes de los sindicatos, en las ban­deras rojinegras de los huelguistas y en la denominación de los grupos radicales de lucha proletaria.”
He de dejar consignado aprovechando el espacio, que el ahora sobrino nieto de Ricardo Flores Magón ha hecho hace años el poco agraciado acto de intervenir en las esferas gubernamentales para que el nombre de nuestro Ricardo Flores Magón fuera inscrito con letras de oro (de ese mismo oro del que se revistió el porfirismo y el maderismo por igual mientras había una enorme capa hambrienta y explotada; justo como sucede ahora mientras escribo estas líneas) en la Cámara de Diputados, de ese mismo gobierno que Ricardo combatió siempre. Además de este terrible “honor” a la memoria de Ricardo, su sobrino nieto se ha dado a la tarea de difundir que Ricardo Flores Magón no fue anarquista. ¡Si Ricardo viera esto azotaría con su acerada pluma a este nuevo mercachifle que deshonra su lucha y su nombre!
7.- Erick Benítez Martínez. El individualismo comunista.
8.- Gastón Alexandre Auguste de Galliffet, tristemente conocido como el asesino de los comuneros de Paris.
9.- Los muertos por “accidentes” (deberíamos decir asesinatos disimulados) laborales en México en el año 2010 alcanzan la cifra de 1412 en un año. Según las cifras que da la OIT (Organización Internacional del Trabajo) en septiembre del 2011, ocurren cada año 337 millones de accidentes laborales, de los cuales según esta fuente solo 6300 resultan en muerte, lo cual, dada la cifra de accidentes (337 millones) resulta una ínfima minoría, por ello es que esta suma es bastante ambigua. Como quiera que sea, 6300 muertes al año para aumentar las arcas del capital es una cifra bastante alarmante. Para España las cifras alcanzan las 757 muertes y casi 6000 heridos en el año 2010.
En cuanto al trabajo infantil (otra forma de violencia de la que no se habla), se estima que a mediados del 2011 215 millones de niños y niñas realizan un trabajo a nivel mundial, y de ellos 115 millones en trabajos peligrosos, de los cuales cada minuto se reporta un accidente laboral, enfermedad o trauma.
10.- Al decir “un par de horas” no pretendo poner una cifra exacta. Serán los mismos trabajadores de cada ramo quienes decidan su jornada laboral, sus formas de producción y la forma en que llevarán cada empresa autogestionada, cada taller, cada campo, etc.
La forma de producir no podría ser en alguna forma rígida, negando algún tipo de cambio. Cada generación determinará la forma en cómo se produce, el tiempo y los mil detalles de la producción. Cada empresa, campo o taller sabrá lo que hay que producir, y en base a ello han de tomar medidas para trabajar, dejando el campo libre a toda mejora que les permita producir de la mejor forma. Yo doy una semblanza de esa forma de organizarse, pero no pretendo entrar en detalles que habrán de ver ya quienes vivan ese suceso.

Erick Benítez Martínez
Fuente: http://federacionanarquistademexico.com/index.php/inicio/171-presentacion-de-libro-articulos-del-autor
 

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