martes 17 de enero de 2012
Una de las estrategias gubernamentales para la destrucción del combativo anarquismo cubano en 1960 fue la gestación y difusión de un manifiesto en 1961 firmado por Manuel Gaona Sousa, un viejo anarquista convertido al fidelismo, para asegurar al mundo: “casi la totalidad de la militancia libertaria de Cuba se encuentra integrada en los distintos organismos dela Revolución Cubana”. La estrategia confundió al movimiento ácrata internacional, cuya mayoría asumió una actitud pasiva ante la dictadura, algunos uniéndose al coro que acusaba a los verdaderos antiautoritarios isleños de “agentes del imperialismo”. La orfandad de los libertarios cubanos permitió su persecución, encierro y fusilamientos, denunciados incluso por el propio Gaona.
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