martes 31 de enero de 2012
Por Rafael Iribarren
Caracas 25.01.12
Unos comentarios previos
No me involucré ni en las conspiraciones previas ni en la ejecución del golpe del 4 de febrero de 1992. Estuve sí vinculado a algunos de los civiles participantes claves con los cuales anteriormente había tenido alguna militancia; pero aparte de sí estar enterado en algún grado sobre en qué andaban; mi conocido rechazo a la inconsistente tesis de la “unidad cívico-militar”, para mí, puchismo puro; y al militarismo; en mucho habrá hecho que nunca se me hiciera la propuesta concreta de incorporarme; y que yo tampoco lo intentara. Sin embargo, dichas relaciones además de vínculos e intercambios posteriores con varios de los protagonistas de ese golpe, civiles y militares, junto a todo lo escrito y hablado sobre él, me dan suficientes elementos para sostener que se trató de una acción pragmática, estrictamente militar y militarista, solo en función pragmática del Poder sin ningún contenido ideológico-político concreto y menos progresista ni revolucionario; y disponer de información sobre hechos que lo caracterizan de esa forma; y que obviamente, como hasta ahora ha sido, oficialmente ni se recuerdan ni se celebran, como fueron; soslayando la significación que tuvieron en el desarrollo de los acontecimientos y en su desenlace final.
De antes del 4F
1.-* “Conspiraderas” de militares y civiles
Durante años, no ya de conspiración sino de “conspiraderas”, como alguien la calificó para explicar por qué las muchas y sabidas conspiraciones previas se subestimaron y el golpe hasta el mismo momento de su inicio tomó desprevenido al gobierno; los diferentes protagonistas militares se vinculaban y desvinculaban sucesivamente a las fracciones persistentes de las organizaciones de izquierda y progresistas y movimientos populares de los años 70 y 80; aunque entonces ya imparablemente fragmentados y dispersos; principalmente del Partido de la Revolución Venezolana, (PRV) y de Bandera Roja; de la Liga Socialista y el MEP; y a grupos y cuadros salidos o diferenciados dentro de aquellas, como el “Grupo Occidente” “Tendencia Revolucionaria” y “Desobediencia” y de la CR; así como a centenares de cuadros de izquierda salidos de aquellas pero que, independientes y dispersos, seguían activando por su cuenta en diferentes áreas en los sectores populares, en barrios comunidades y universidades y liceos; en zonas rurales.
Igualmente dentro de las FFAA, particularmente en el Ejército, se fueron sumando, igual vinculándose y desvinculándose en sucesión, según, centenares de oficiales medios de diferente graduación que llegaron a identificarse genéricamente, entre ellos mismos y ante ajenos a sus conspiraciones, como los COMACATES, (comandantes, mayores, capitanes y tenientes).
2.-* Kléber Ramírez “La IV República” y el movimiento cívico-militar
Como resultado de una de las relaciones mas permanentes y consistentes de algunos de los comandantes con los referidos grupos de izquierda; la que hubo con el “Grupo Occidente” y con su promotor y activista principal, el ingeniero merideño Kléber Ramírez, se elaboraron, mayormente por el mismo Kleber, varios decretos y proyectos de leyes revolucionarias para la construcción de la “Cuarta República”, que serían lanzados de facto al no mas imponerse en el poder la conspiración, el movimiento “civico militar” por la acción combinada, conjunta, de los efectivos militares movilizados controlando los centros y espacios estratégicos del poder fáctico, militar y político, comunicacional y de servicios públicos; con el avance de los sectores populares ocupando masivamente, con capacidad civil de autodefensa popular armada, los espacios públicos de las principales ciudades y conurbaciones del país..
3.-* Comandantes “en tres y dos” por los “comacates”
Luego de años de brujuleo conspirativo intensificado a partir del 27F el 89, de “el Caracazo” y del inicio del 2º gobierno de CAP; de brujuleo y posposiciones de los que entre los “comacates” oficiales subalternos se responsabilizaba a la indefinición y vacilaciones de los comandantes, de Chávez Arias Cárdenas, y de los otros tenientes coroneles identificados como tales; hacia mediados de 1991, un grupo de mayores y capitanes de diferentes guarniciones, quienes en ese momento tenían “mando de tropa” concreto, aunque jerárquicamente bajo las órdenes de aquellos; concluyeron en que injustificada y riesgosamente se dejaban pasar momentos propicios para actuar; y que si sus superiores no se decidían entonces ellos prescindiendo de los mismos, por su parte asumirían la responsabilidad de lanzar el golpe mismo antes de terminar ese año de 1991. Con esa motivación presionaron una reunión que se realizó en el último trimestre de ese año, en la que voceros de los oficiales medios conminaron terminantemente a sus superiores representados en ella por Chávez y dos mas, si continuaban comprometidos con el golpe, a aceptar y asumir su ejecución y conducción inminentemente para ese mismo diciembre; pues de lo contrario, ellos, mayores capitales y tenientes, lo tenían decidido, actuarían por su cuenta. En dicha reunión, puestos “en tres y dos”, bajo la presión de los oficiales medios que disponiendo del mando concreto de tropas sí estaban en condiciones de actuar por su cuenta como amenazaban, los comandantes aceptaron proceder sobre la marcha. con la sola variante de que en vez de que el golpe fuera en diciembre se ejecutara a fines de febrero siguiente, de 1992; como efectivamente sucedió, aunque luego y por circunstancias concretas, no se ejecutó a fines de ese mes como se había convenido inicialmente, se decidió adelantarlo unas semanas, al 4F como efectivamente fue.
4.-* Civiles y movilización popular estaban de mas
Admitido a fines de año por los oficiales superiores “comacates” que el golpe fuera en febrero se realizó ya iniciado el 1992 en Yaracuy una reunión de algunos de los comandantes, Chávez y otros, con varios civiles de los mas comprometidos y seguros, mayormente de los grupos identificados como “Tendencia Revolucionaria” y “Grupo Occidente”, presente como su principal responsable, el mencionado ingeniero Kléber Ramírez. Chávez expuso las líneas y acciones generales del plan de acción que en solo días se ejecutaría; la geografía y la distribución y tamaño de los efectivos y armamento que se movilizarían y la asignación concreta de los mandos en cada una de las cuatro plazas en que se actuaría. El plan expuesto era solo y absolutamente militar sin que en su exposición hubiera la menor mención a incorporación ni participación de civiles, ni a movilización popular alguna. Escuchada la exposición uno de los civiles presentes, directamente e invocando el supuesto contenido “cívico-militar”, no exclusivamente militar, que debería tener la acción a realizar, preguntó por su papel, por el de los civiles que en los principales centros urbanos del país estaban organizados y a punto, para actuar como grupos civiles armados de autodefensa y para movilizar a los sectores populares hacia la ocupación masiva de los centros públicos estratégicos; única garantía del éxito fáctico y del contenido popular revolucionario del movimiento. A lo que Chávez respondió claramente y sin relativismos, que en el plan a ejecutar no estaba contemplada ninguna participación de civiles; ni la movilización popular de los barrios urbanos; que los jefes militares consideraban que los civiles complicarían las cosas y que la movilización popular podría significar que en su desarrollo el movimiento se le fuera de las manos.
Cómo anunciaron los jefes “comacates” en la referida reunión de Yaracuy; en ninguno de los escenarios del golpe en ninguna parte del país participaron organizados ni fueron incorporados civiles por los militares golpistas; llegando a quedar embarcados algunos dirigentes de izquierda, civiles, que por alguna razón asumieron considerarse o que serían considerados casos excepcionales y que se presentaron en sitios convenidos en la madrugada del 4F; y a darse casos como el de Puerto Cabello donde varios universitarios de la UC que, por desinformación o voluntarismo y a su riesgo, pero contando con que formaban parte de una acción supuestamente civico-militar, junto a los militares golpistas a los que estaban desde tiempo atrás vinculados y que presumiblemente estarían movilizados, hicieron por atacar instalaciones de la Base Naval, siendo masacrados.
5.-* Arias Cárdenas candidato presidencial y la cobardía de Chávez
Aunque se produjeron muy posteriormente; pero estando referidas a los prolegómenos del 4F, vale traer a colación referencias concretas a ellos; cuando siendo gobernador del Zulia, fue candidato de oposición, concretamente contra Chávez, en aquella campaña en la que la idea central era que votar por éste era votar por un cobarde; por una gallina; Arias Cárdenas tenido como igual como “el ideólogo” hasta superior que éste entre los “comacates” y en la jefatura y el montaje del golpe; reiteradamente hizo señalamientos mas que insinuantes, acusatorios, sobre su insistencia en ser quién comandara, precisamente, la acción y toma de Caracas que luego con su “inexplicable” inacción al no apoyar a quienes atacaron y tomaron Miraflores, con su rendición y entrega en el Museo Militar de La Planicie, derrotó el golpe, para ese momento triunfante en el resto del país y en Caracas mismo donde controlaba La Base Aérea de La Carlota y Miraflores; mientras se mantenían neutrales o inactivas las comandancias de las diferentes fuerzas con sede en la Capital y Vargas, Mindefensa y Fuerte Tiuna.
** Del 3 y el 4 de Febrero
6.-* En Tejerías Chávez deja el comboy y se “adelanta” vía Los Teques
Ya bien avanzada la noche del 3 de febrero salió de Maracay rumbo a Caracas por la Autopista Regional del Centro el comboy de blindados medianos y ligeros con la que se tomarían y reforzaría la toma y el control de de centros clave de La Capital, La Carlota Miraflores La Casona,; este comboy comandado por Chávez y subcomandado por otros “comacates” siguiendo por la autopista hasta Hoyo de La Puerta y bajando por Tazón, inevitablemente tendría que dar, como efectivamente fue, un largo rodeo de varios kilómetros por el perímetro encajonado y encaramado sur-oeste del Fuerte Tiuna hasta llegar a las puertas por los que los blindados eventualmente no expuestos sí podrían operativamente acceder al Fuerte y continuar hacia el Este de Caracas particularmente hacia La Carlota. Al llegar la columna blindada al distribuidor de Tejerías, Chávez la hizo detener; les entregó el mando al teniente coronel y al capitán que lo seguían; y ordenándoles continuar avanzando por la autopista vía Hoyo de La Puerta; se separó del mismo “adelantándose” a Caracas con una pequeña avanzada ligera por la Carretera Panamericana, vía Los Teques.
7.-* Chávez ni avanzó a Miraflores ni quiso quedarse solo en “La Planicie”.
En la madrugada del 4F, bajo control precario Miraflores y el Palacio Blanco, según, con tanquetas pero sin municiones, en el sector Agua Salud de la Avenida Sucre estaba formada y presta a las órdenes de Chávez instalado en La Planicie, la columna de tanquetas de paracaidistas que debía avanzar hacia Miraflores ocuparlo y mantenerlo blindado y defenderlo de contraataques y eventuales bombardeos. El oficial subalterno al mando de la misma, luego de haberlo frustradamente intentado varias veces a conciencia de que se dejaba pasar injustificadamente un tiempo estratégicamente clave, volvió a pedirle a Chávez permiso para avanzar hacia el palacio presidencial asumiendo comandar la acción, mientras, él Chávez, permaneciera en el comando instalado en La Planicie. Se describió como descompuestamente reactivos el gesto y la negativa del permiso a que los blindados se movieran mientras él quedaba o esperaba en el Museo Militar; desde donde, sin embargo, tendría visión completa del desarrollo de las acciones que se produjeran allí.
Unos comentarios finales
Uno: Es claro que Chávez no participó, ni comandó en concreto, en ninguna de las acciones y combates que formalmente jefatureaba y en las que sí participaron sus subordinados y efectivos; igualmente que a todo trance evitó estar en esos escenarios aunque ellos significó, como en Miraflores, la rendición de quienes lo tomaron al no recibir el apoyo planificado que de él esperaban. Hay que concluir y los hechos referidos, ni recordados ni celebrados por él, indican que Chávez no salió de Maracay a combatir sino a rendirse en Caracas
Dos: Aparte de si la evaluación de esa coyuntura resulta positiva o negativa y de si con un desarrollo diferente era o no deseable; el hecho es que el golpe del 4F se perdió y fue derrotado en horas determinantemente por la rendición de Chávez.
Tres: Había conciencia en los comandantes de que la participación de civiles y concretamente la movilización popular probablemente hubiera determinado un desenlace diferente; al implicar una real acción cívico-milita que hubiera impedido que la rendición parcial o total de los militares conllevara la derrota del movimiento