POR UN MUNDO NUEVO - Crítica al sistema capitalista
El sistema capitalista que rige nuestras vidas, es un sistema depredador y asesino. Los capitalistas, acaparadores del tejido industrial y productor, dueños del dinero y amos de nuestras vidas, solo tienen una finalidad. Su máxima es la obtención de beneficios por enzima de todo y por todos los medios. El ansia enfermiza que demuestran provoca daños en el entorno y en las personas y su actitud tiene un precio, un coste. Precio que no pagan los beneficiarios capitalistas, sino el resto de la humanidad y la propia Naturaleza por la explotación a la que están sometidas.
El
constante aumento de beneficios que demandan los capitalistas es un
ciclo sin fin, es la única razón de su actividad, pero los recursos de
que disponen para generarlos son finitos. Las materias primas, los
hidrocarburos, etc... pueden agotarse, o pueden crearse conflictos de
intereses que den lugar al encarecimiento de ciertos productos o a la
guerra por el control de dichos productos.
De
igual manera, los ciclos económicos se agotan llegado el momento en que
ya no es posible continuar generando mayor beneficio cada día con las
condiciones que rigen la economía hasta el momento. Estas situaciones
pueden producir una crisis económica, ya que los capitalistas no
consiguen el beneficio deseado y su forma de corregir la situación es
crear la crisis para forzar el cambio en las condiciones de los
parámetros que rigen la economía y conseguir que la generación de
beneficio sea de nuevo constante.
Cuando
esto sucede uno de los principales atacados es el mercado laboral y los
trabajadores/as los principales afectados, ya que sus condiciones
laborales van a cambiar: peor contratación, menos derechos, bajada de
salarios, el paro... lo que afectará a su vida cotidiana. Todos/as
hemos comprobado lo que significa y lo que produce esta situación con
toda su crudeza, lo estamos viendo aquí mismo y nadie imaginaba que
pudiera producirse una situación semejante. Nos están robando el dinero,
la educación de nuestros hijos, los cuidados de la sanidad, a muchos le
han robado la dignidad y a algunos la vida misma. El ataque capitalista
que estamos sufriendo, perpetrado con la ayuda de su mayor aliado, el
Estado, no tiene comparación. La gravedad de los recortes que están
realizando en diversos campos de la actividad pública : la Educación,
la Sanidad, la Justicia, etc que son un derecho de toda la sociedad
representan el mayor intento de expolio hasta la actualidad. Los
capitalistas tienen la oportunidad de conseguirlo y lo intentarán, sin
piedad; todo por el beneficio.
Los
trabajadores somos los verdaderos creadores de riqueza, pero esta sólo
se refleja en la sociedad de manera muy escasa, dado que la mayor parte
queda concentrada en pocas manos (banqueros, empresarios,
especuladores). Los trabajadores sólo tenemos eso, nuestro trabajo, y
ahora más de cinco millones de nosotros/as no podemos ejercer nuestro
derecho a trabajar. Derecho garantizado en la Constitución y que brilla
por su ausencia.
Antes
de que esta crisis estallara atravesamos más de una década de bonanza
económica y los índices del crecimiento económico aumentaron muchísimo.
Fue así durante la España va bien de Aznar y la economía de “Champions
League” de Zapatero. Hasta el punto de que España pretendía entrar en el
grupo de los países más ricos del mundo.
Las
empresas y los bancos españoles ganaron mucho dinero. Mientras, las
condiciones laborales seguían deteriorándose, ya estuviera el PP o el
PSOE en el gobierno,y siempre con la tan manida moderación salarial, a
la que continuamente se refiere la patronal para que la creación de
puestos de trabajo sea factible. Durante tantos años de bonanza
económica sólo nos han dado precariedad laboral y moderación salarial,
el producto de esta situación ha sido que la única posibilidad de poder
disfrutar de necesidades básicas como la vivienda (derecho garantizado
en la Constitución) haya sido hipotecarse durante la mayor parte de la
vida laboral. Hemos tenido que empeñar nuestra capacidad productiva de
20 ó 30 años para poder disfrutar de nuestro derecho a una vivienda
digna. Y lo más grave es que muchos trabajadores no tenían ni esa
posibilidad por el aumento desenfrenado de los precios. Además de
convertir un derecho, como es el de la vivienda digna, en un negocio lo
convirtieron en una condena al mantener las deudas de las hipotecas más
allá de la orden de deshaucio y no reconociendo la dación en pago.
Siempre
nos han dicho que el esfuerzo productivo de la clase trabajadora se
vería reflejado en la sociedad para llegar al estado de bienestar donde
toda la población podría tener sus necesidades básicas aseguradas. Pues
bien lo que tenemos es que muchos trabajadores/as y sus familias han
perdido de golpe todo aquello por lo que tanto trabajaron.
En
la actualidad, los grandes capitalistas globales dominan las economías
de los países y sus gobiernos se han convertido en meras comparsas que
solo deben aplicar las fórmulas económicas que les vienen impuestas
desde los mercados. La soberanía popular ha sido desbancada por los todo
poderosos mercados financieros con el beneplácito de los diferentes
gobiernos de cada país, ya sean de una tendencia política u otra. Ya
sean liberales o conservadores; socialistas o populares. Los grandes
partidos políticos protagonistas del bi-partidismo llevan a cabo el
papel que les ha sido designado, proteger el privilegio de los
poderosos, de los capitalistas, aplicando la ley o redactando nuevas
leyes cuando las necesitan. Leyes antisociales que no han sido votadas y
aprobadas por el pueblo pero que según nuestros gobernantes son
necesarias. Necesarias para los capitalistas, para proteger sus
privilegios y facilitarles el beneficio económico con recortes y
pérdida de derechos adquiridos con las luchas obreras y sociales de
antaño. El ansia de los capitalistas por generar más beneficio no tiene
límites y no dudan en condenar a países enteros a la miseria que
representa la precariedad y la falta de los primordiales recursos que
necesitamos todas las personas para poder vivir una vida plena en todos
los aspectos.
Con
la llegada de la crisis que llevamos padeciendo desde el año 2007, se
hicieron patentes los fallos estructurales del sistema capitalista.
Demostrando claramente los defectos de un sistema que no es válido para
la mayor parte de la humanidad. Un sistema injusto, basado en la
propiedad privada y la explotación de las personas por parte de quien
ostenta el poder del dinero. Un sistema pensado por y para los
capitalistas, donde las personas solo cuentan para ser explotadas y
soportar el peso de la producción en beneficio de los explotadores.
Nunca
han cumplido con su obligación refrendada en la ley de leyes, la
Constitución, aprobada por la mayoría del pueblo y que los gobernantes
están obligados a cumplir. Facilitar trabajo digno y vivienda digna a
todo el que lo necesite, educación y atención sanitaria de calidad, etc.
Cuestiones fundamentales para todas las personas pero no para ellos y
sus verdaderos representados, los capitalistas. Todas las medidas
adoptadas por el Gobierno para luchar contra la crisis son contrarias a
los intereses de la mayoría de la ciudadanía, sean trabajadores o no,
las diferentes reformas decretadas como la reforma laboral o la reforma
de pensiones, así como los intentos de privatización en todos los
ámbitos, los más graves en educación y sanidad son un atentado directo
contra la ciudadanía. Todos estos actos por parte del Gobierno y los
casos de corrupción que se están conociendo por doquier demuestran que
la clase política y el propio Gobierno no trabajan en beneficio de toda
la sociedad sino por los intereses de los capitalistas y los suyos
propios. Utilizando la mentira, la coacción, la imposición por medio del
decreto ley, faltando a sus promesas electorales. Se quitaron la
careta, todo para los amos , nada para los explotados.
Llegados
a este punto de injusticia social, fraude político y expolio nacional,
hemos de decir basta, ya no se puede mirar para otro lado. Tenemos que
cambiar el sistema capitalista, explotador e inhumano y no nos vale
darle unas cuantas pinceladas para que sea más atractivo, menos dañino.
Pero, ¿cómo hemos de actuar para conseguirlo?, ¿qué camino debemos
emprender? .¿Debemos delegar nuestra soberanía popular?,¿luchar por
cambiar el sistema político por otro más atractivo a primera vista?.
¿Cambiar a los políticos y sus partidos para que ellos cuiden de
nuestros intereses en contra de los intereses de los capitalistas?.
¿Para que sean los políticos, desde sus pedestales, quienes nos aseguren
nuestros derechos?. Esta experiencia ya se ha vivido en nuestro país y
en otros muchos y los derechos sociales y laborales siempre se han visto
en retroceso. Porque los partidos políticos con sus gobiernos y
dirigentes a la cabeza pierden sus convicciones al llegar al poder y se
olvidan de las bases y anteriores promesas progresistas para hacerles el
trabajo sucio a los poderosos. No tenemos razones para pensar que los
que lleguen ahora serán diferentes a los que conocemos. Principalmente
porque las directrices de su actividad política y sobre todo la cuestión
principal de la economía tenderán en la misma dirección mientras
sistema económico sea el mismo.
No
debemos delegar en políticos y gobernantes, hemos de coger las riendas
de nuestras vidas y trabajar por llevarlas por la senda de la libertad,
con la igualdad como medio y la fraternidad como fin. Las asambleas
populares han de convertirse en el ente del que emane la voz del pueblo.
La
única manera de conseguir beneficios reales para la clase trabajadora,
es la lucha diaria por conseguir una vida mejor para todos. En nuestros
barrios y pueblos, en nuestros puestos de trabajo, con nuestros
vecinos/as y compañeros/as. La lucha de clases es una realidad y la
tensión socio-laboral una necesidad para defender nuestros derechos.
Nuestra fuerza es la solidaridad y el apoyo mutuo con el que
conseguiremos doblegar a nuestro opresor. No podemos pensar que nos van a
dar lo que es nuestro porque sí. Nosotros, los trabajadores y
trabajadoras, somos los que creamos la riqueza del país, los que hacemos
que se mueva día a día. Nosotros, los trabajadores y trabajadoras,
somos necesarios para que la vida continúe. Los capitalistas son
parásitos, nos roban de nuestra producción y nos usurpan el fruto del
trabajo que debería ser parte de toda la sociedad con la ayuda de los
gobiernos, parásitos vendidos al capital, ya sean de un color u otro. A
los capitalistas hay que atacarles donde más les duele, el bolsillo,
debemos conseguir mediante la lucha obrera y la tensión social que las
pérdidas producidas sean mayores a los beneficios que puedan obtener, en
ese momento estarán empezando a perder la batalla y la balanza de
intereses opuestos entre capitalistas y trabajadores/ciudadanos empezará
a equilibrarse lo que dará lugar mejores condiciones. La lucha ha de
ser una constante en la relación entre trabajadores/ciudadanos y
capitalistas para que no puedan empujarnos a situaciones como las que
estamos viviendo. Así siempre, pero ¿hasta cuándo?. Es justo y necesario
que esta situación cambie y llegue a su fin. Debemos acabar con el
sistema capitalista y sobre sus ruinas crear una nueva organización para
las relaciones humanas.
Un mundo nuevo. La vida en Anarquía.
Nosotros,
Anarquistas, sabemos que es posible organizar la sociedad de diferente
manera a como lo está en la actualidad, preconizamos la necesidad de la
Revolución Social para acabar con los abusos, la injusticia y la
explotación que representa el actual sistema capitalista y llegar a la
sociedad anarquista.
La
Anarquía es una forma de vivir aceptada libremente, sin coacciones ni
imposiciones, organizada libremente por todos/as los que participan de
ella. La Anarquía no es el caos, es la mayor expresión del orden.
Presenta un claro programa que se rige por la libertad, la igualdad y la
fraternidad. Para conseguirlo propone:
-
La abolición de la propiedad privada de la tierra, de las materias primas y de los instrumentos de trabajo, para que nadie disponga de los recursos que le permitan vivir explotando el trabajo de otros, y todos, al tener garantizados los medios de producir y vivir, sean verdaderamente independientes y puedan asociarse libremente con los demás, en bien del interés común conforme a sus propias simpatías.
-
Abolición del gobierno y de todo poder que haga la ley y la imponga a otros; por ende, la abolición de las monarquías, las repúblicas, los parlamentos, los ejércitos, las policías, los jueces y toda otra institución dotada de medios coercitivos.
-
Organización de la vida social por obra de libres asociaciones de productores y consumidores, hechas y modificadas según los intereses de sus componentes, guiados por la ciencia y la experiencia libres de toda imposición que no derive de las necesidades naturales, a las cuales cada uno, vencido por el sentimiento mismo de la necesidad ineluctable, se someterá voluntariamente.
-
Garantía de los medios de vida, de desarrollo, de bienestar para los niños y para todos aquellos que no tienen la capacidad necesaria para proveer para sí mismos.
-
No a las religiones y a todas las mentiras aunque se oculten bajo el manto de la ciencia. Educación científica para todos y hasta sus niveles más elevados.
-
Evitar las rivalidades y los prejuicios patrióticos. Abolición de las fronteras, fraternidad entre todos los pueblos.
-
Reconstrucción de la familia, de modo que resulte de la práctica del amor, libre de todo vínculo legal, de toda opresión económica o física, de todo prejuicio religioso.
Queremos
abolir radicalmente la dominación y la explotación del hombre por el
hombre, queremos que hombres y mujeres hermanados por una solidaridad
consciente y deseada, cooperen todos en forma voluntaria para el
bienestar de todos ; queremos que la sociedad se constituya con el fin
de proporcionar a todos los seres humanos los medios necesarios para que
consigan el máximo de bienestar posible, el máximo desarrollo moral y
material posible; queremos pan, libertad, amor y ciencia para todos.
Hemos
de llegar a la convicción de que necesitamos crear una nueva sociedad
fundamentada en parámetros diferentes a los actuales. No más derechos
sin deberes ni más deberes sin derechos, una sociedad donde cada uno
aporte según sus posibilidades y reciba según sus necesidades. Una
sociedad de individuos libres asociados en federaciones libres de
productores y consumidores. Donde el trabajo y la organización
horizontal de las bases populares sean el motor de la nueva sociedad.
La
organización de la clase trabajadora es fundamental para intentar
realizar nuestros deseos de alcanzar el comunismo-libertario que
necesitamos como base de la nueva sociedad.
Para
ello es fundamental que los trabajadores se organicen de igual a igual
con sus compañeros y compañeras en sus lugares de trabajo. Manteniendo
ellos mismos la lucha con el patrón, organizados en secciones donde las
decisiones se tomen de forma asamblearia y horizontal, sin
profesionales del sindicalismo, liberados o subvencionados. Necesitamos
articular las luchas sociales y las luchas laborales en diferentes
ámbitos, de tal manera que se conviertan en un todo orientado a
suplantar el papel del Estado. O sea, hacer del Estado algo innecesario,
ya que la organización popular estará llamada a ser la que dirija la
estructura político-económico-social de la nueva sociedad..
Para
ello debemos organizarnos en un sindicato de clase, para luchar. Para
luchar contra la Patronal, el Estado y el Capital que son quienes nos
mantienen oprimidos y explotados. Una lucha diaria que refuerce nuestros
lazos solidarios y nos lleve a conseguir mejoras en nuestras
condiciones de trabajo y en la vida misma, hasta conseguir las más altas
cotas de bienestar para todos y todas. Hasta que llegue el día en que
la clase trabajadora y la ciudadanía en general esté preparada para
enfrentarse a los capitalistas y al Estado para su abolición total
mediante la Revolución.
Hablar
de revolución es hablar de cambio drástico a todos los niveles,
políticos o culturales. Pero la Revolución Social es una y muy concreta.
El
fin de toda lucha revolucionaria ha de ser la consecución de un mundo
nuevo. Toda revolución necesita de una insurrección, un estallido
revolucionario que haga tambalear los cimientos del sistema opresor a
destruir. Pero más importante que la derrota de las fuerzas represivas
es controlar y organizar los medios de producción y todos los
establecimientos de interés para la población, asegurando el
abastecimiento, la atención a los necesitados, el transporte de
mercancías y el intercambio de las mismas entre federaciones de
productores consumidores unidos libremente y en interés común
Para
cambiar el sistema capitalista, después de destruirlo, de la
explotación del hombre por el hombre, el pueblo debe estar preparado
para, sobre sus ruinas, crear una nueva organización social basada en la
solidaridad, el apoyo mutuo, la libertad de todos y para todos, y que
sea capaz de unir al pueblo por el beneficio de todos.
Todo
esto conlleva un trabajo grandísimo de instrucción, de organización, de
difusión, de resistencia al sistema y a sus imposiciones y de la
utilización de un método que nos llevará a conseguir nuestras
aspiraciones.
De
todas estas condiciones han carecido los pueblos que hicieron la
revolución en otras épocas y si las tuvieron no fue en el grado
necesario.
El
estallido revolucionario, primer paso para la revolución social se ha
dado como una respuesta a la situación de miseria y opresión que
soportaban los pueblos para destruir el sistema que así les mantenía,
pero sin la estructura suficiente para cambiarlo por una organización
social más justa e igualitaria para todos.
Desde
la Revolución Francesa hasta la Revolución Rusa el empuje
revolucionario del pueblo fue aprovechado por vanguardias o partidos
políticos llamados revolucionarios que después de conquistar el poder lo
utilizaron en su propio beneficio y contra cualquier tipo de
disidencia, generalmente aprovechando las fuerzas represivas del
anterior sistema, ya sea el ejército o la policía.
Todas
las revoluciones, aún las que más carácter social tenían en su esencia,
quedaron en simples revoluciones políticas donde se cambiaron unos
gobernantes por otros sin que se produjeran los cambios tan ansiados por
el pueblo revolucionario. El pueblo estaba preparado para morir por la
libertad pero no para cambiar la organización social por falta de la
infraestructura necesaria para ello.
Este
ha sido el denominador común de todos los pueblos revolucionarios y por
lo que el sueño de la Revolución Social no se ha realizado.
Un
ejemplo muy claro es la Revolución Rusa donde se daban todas las
condiciones para que se produjera un estallido revolucionario con la
clara intención de destruir el sistema imperante pero muy mal preparado
para culminar el proceso. La mayoría del pueblo, muy pobre y analfabeto
no tenía la capacidad necesaria para organizar una sociedad
revolucionaria sin mandatarios y basada en la libre federación de
productores y consumidores. La conquista del Estado o la destrucción del
mismo era el dilema entre los revolucionarios y por el que el pueblo
debía tomar partido. Pero la difusión de las ideas era difícil y no
llegaba a todo el pueblo además en muchas ocasiones había aspectos
coincidentes en la propaganda bolchevique y anarquista (también en la de
otros partidos de izquierda).
Los
bolcheviques querían conquistar el poder, y para conseguirlo se
infiltraron en el ejército con la intención de controlarlo y utilizarlo
para imponer su revolución a todo el pueblo y contra otras formas de
entender y organizar la revolución. Las purgas empezaron pronto y la
revolución quedó en una dictadura ejercida por un partido único llamada
dictadura del proletariado. Todos los intentos de llevar a cabo
experiencias revolucionarias fuera del control del partido fueron
sofocadas por el Ejercito Rojo utilizado contra el pueblo
revolucionario. Los bolcheviques no concebían la revolución social y el
pueblo no estuvo preparado para llevarla a cabo.
La
experiencia obtenida de la Revolución Rusa es muy importante y debe
tenerse en cuenta para ocasiones futuras. La relación entre los medios y
los fines es fundamental, no podemos llegar a una organización social
basada en la libertad apoyándonos en fuerzas represivas e imponiendo un
pensamiento único. La Revolución Social es cosa de todo el pueblo y se
hará desde el pueblo o no se hará. Las vanguardias o los salvadores
iluminados no nos valen.
La
organización social a nivel local,regional,etc y de los trabajadores/as
en sus puestos de trabajo mediante los sindicatos se hace fundamental,
de otra manera cualquier intento revolucionario con la intención de
cambiar el sistema será infructuoso. Es más será contraproducente para
las fuerzas revolucionarias que podrían perder toda la fuerza adquirida
hasta el momento. La actividad organizadora ha de empezar ya y debe
estar presente en todos los ámbitos de la sociedad. Cuanto mayor sea
nuestra organización y mayor el número de convencidos/as más fácil será
el triunfo y el advenimiento de la Revolución Social.
Pasado
el momento del estallido revolucionario y si los revolucionarios
consiguen dominar la situación, entonces comenzaremos a crear la
Revolución.
Una
vez iniciada los sindicatos ya no serán una herramienta de lucha contra
la explotación, sino órganos organizativos de la producción y el
consumo diarios en conjunción con las organizaciones sociales.
Al
desaparecer el opresor sistema capitalista, desaparecerá la irracional
acumulación y los privilegios que conlleva. Se procederá a la
distribución igualitaria de los bienes producidos por todos según el
principio: de cada uno según sus capacidades y a cada uno según sus
necesidades.
La
comuna es el ámbito donde se realizan todas las funciones vitales de la
sociedad, dándose una relación armónica entre las realidades de orden
económico y productivo y las otras de relación humana en general.
Efectuado
el cambio revolucionario y abolida la propiedad privada y el Estado,
los trabajadores organizados en sus sindicatos y una vez conquistados
los medios de producción, procederán a su socialización de tal manera
que estén al servicio de los propios trabajadores y consumidores. La
socialización es un régimen social en el cual los campos, las fábricas,
los talleres y todos los instrumentos de trabajo, son propiedad de la
sociedad misma, es decir de todos en general y de nadie en particular.
Los
trabajadores realizarán balances de maquinarias y materias primas y de
cuantos datos estadísticos puedan interesar a los consejos locales de
economía. Dichos consejos se crearán en los centros de producción, serán
nombrados en asamblea general y procederán a reestructurarse con las
necesidades de cada grupo y posteriormente con las necesidades locales
de cada industria. Igualmente han de corregir la concentración
industrial descentralizando los grandes conglomerados para adaptarlos a
las conveniencias reales y a las posibilidades del entorno.
Aludimos
a la federación económica y a la federación política en un nivel de
complementariedad, aunque la primera se verifique en el ámbito de la
segunda.
Las
federaciones de industria, a niveles regionales y nacional, cumplirán
las funciones de coordinación correspondiente a sus niveles, resolviendo
desajustes y el aprovisionamiento de materias primas. Cada comuna o
municipio libre tendrá ideas propias sobre la organización de algunas
industrias como la enseñanza, transporte, construcción y otras por
afectar no sólo a trabajadores sino a los ciudadanos como tal.
En
el ámbito rural, los trabajadores del campo o campesinos se organizarán
en federaciones articuladas a partir de las unidades colectivizadas de
base federadas a nivel comarcal y regional. Es necesario organizarse por
separado en grandes grupos productivos diversificando el campo agrícola
según especialidades de la agricultura.
Se
organizarán federaciones del cereal, legumbres, vino, tubérculos, de la
carne y los productos lácteos. Al fin, todas estas federaciones
deberían unirse en federaciones generales de la agricultura en ámbitos
regionales constituyendo una confederación general agrícola con
articulación final.
De igual modo pueden organizarse las actividades pesqueras..
Las
federaciones regionales, así como la confederación general estarán
representadas en los consejos locales, regionales y general de economía,
donde comunicarán sus necesidades de asistencia técnica, herramientas,
maquinaria, abonos,etc...
La
nueva estructuración de las relaciones humanas generales tendrá como
base primordial la persona y el núcleo social primario asentado en el
barrio o distrito y por extensión la comuna local o municipio libre. La
comuna será la unidad básica de la convivencia ciudadana y la entidad
geo-social sobre la cual se estructurará la gran federación política que
debe sustituir al Estado. Las comunas serán autónomas y se federarán
comarcal, regional o nacionalmente para que se cumplan los fines de
solidaridad y complementariedad política y económica previstos en la
sociedad comunista libertaria.
La
unión libre y voluntaria que empieza en la persona soberana, culmina en
la Confederación de Comunas Autónomas Libertarias. En los Congresos de
la Confederación se tomarán las más importantes decisiones relativas a
la vida e intereses del conjunto de comunas que compongan la
Confederación. Las decisiones correspondientes a cuestiones locales o
regionales se tomarán en estos ámbitos puesto que partimos del concepto
básico de autonomía, que en el federalismo supone mutua solidaridad y
apoyo mutuo dentro de los intereses comunes.
La
comuna autónoma gestionará los problemas que afecten a la vida y
convivencia de la colectividad. Cuestiones tales como la sanidad, el
urbanismo, la vivienda, la enseñanza, la cultura, el ocio, los
transportes, la demografía y las estadísticas, la distribución y el
consumo estarán a cargo de los organismos especializados creados por la
comuna y que se desenvolverán bajo la supervisión de la misma. En los
diversos barrios y distritos, los ciudadanos/as tomarán decisiones que
constituirán la voluntad decisoria sobre todas las situaciones que se
den en la vida cotidiana. Las situaciones que se presenten a nivel
regional se resolverán del mismo modo en cada ámbito, articulando las
decisiones de abajo a arriba..
Las
comunas crearán en su seno tantos organismos especializados como
necesidades reales existan. Tras llevar a cabo un inventario general de
todos los bienes ahora comunes, la comuna se hará cargo de la
administración de los mismos y de las funciones productivas relacionadas
con la vida local cuando nos referimos a los aspectos
económico-productivos y estarán presentes por medio de un organismo
especializado en el seno de la comuna. Este organismo será el Consejo
Local de Economía.
A
niveles regionales, los Consejos Regionales de Economía estarán
representados en las respectivas Federaciones Regionales de Comunas y
por fin en el ámbito general o nacional, el Consejo Nacional de Economía
estará representado en la Confederación de Comunas Autónomas
Libertarias. De este modo se fundirán armoniosamente las actividades
económico-productivas con las de relación humana.
Será
misión de la comuna ordenar estadísticamente el consumo y la
distribución por medio de sus lazos demográficos. Por tanto y en última
instancia el consumo deberá orientar la producción, puesto que solo
deberán producirse aquellos productos que sean necesarios para la
subsistencia y bienestar de la comunidad.. Los servicios estadísticos de
la comuna serán un factor de racionalidad económica.
La defensa de la Revolución y su máximo desarrollo ha de ser cosa de todos y todas.
Mikele Rossonero
Agradecimientos a Errico Malatesta y a las conclusiones del Congreso de CNT por la ayuda prestada (he copiado un poquito).
http://sovmadrid.cnt.es/noticia/por-un-mundo-nuevo-cr%C3%ADtica-al-sistema-capitalista
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