Dada la crisis política que está teniendo lugar en España, la pérdida de
credibilidad hacia la clase política es cada vez mayor por parte de la
clase trabajadora. Y políticos de todo signo coinciden en una cosa, es
necesaria (lo que ellos llaman) una regeneración democrática. En esto
están de acuerdo tanto miembros del PP, como del PSOE e IU.
¿Pero qué significa realmente “regeneración democrática”?
El sistema clasista, para funcionar correctamente necesita de estabilidad, una estabilidad política que garantice que la clase dominante se beneficie del trabajo de la clase explotada de forma continuada, actualmente dada la crisis que estamos atravesando dicha estabilidad puede truncarse. El mayor temor a que dicha estabilidad desaparezca es que entre en juego la clase dominada como sujeto activo. Si la clase trabajadora actúa como sujeto activo desestabiliza el normal funcionamiento del sistema, ya que además de cuestionarlo, emprende luchas (como las huelgas) que interfieren en el desarrollo normal de la actividad económica como medida de presión hacia la clase dominante. A la clase dominante le es indiferente qué partido se encuentre en el poder*, ya que, sea cual sea, su trabajo será mantener dicha estabilidad con el fin de poder ejercer el gobierno o incluso reestablecerla y consecuentemente la clase dominante seguirá beneficiándose nuevamente de forma ininterrumpida a costa de la fuerza de trabajo de los proletarios. El único gran peligro para el sistema es que la clase dominada se cerciore de la prescindibilidad de la clase política y empresarial e inicie así un camino hacia un mundo de igualdad sin benefactores del usufructo ajeno que gobiernen a través de la acumulación de riquezas (y en consecuencia de poder).
Múltiples períodos de inestabilidad se han sucedido a través de la historia, desde la restauración europea hasta la transición española o la reciente primavera árabe, que aún sigue en período de gestación -y así innumerables ejemplos a lo largo y ancho del mundo-. Desde hace ya algún tiempo este tipo de situaciones se vienen saldando con una resolución similar cuya fórmula estriba en la conocida frase “algo debe cambiar para que todo siga igual” o lo que es lo mismo “una regeneración democrática”.
El sistema clasista, para funcionar correctamente necesita de estabilidad, una estabilidad política que garantice que la clase dominante se beneficie del trabajo de la clase explotada de forma continuada, actualmente dada la crisis que estamos atravesando dicha estabilidad puede truncarse. El mayor temor a que dicha estabilidad desaparezca es que entre en juego la clase dominada como sujeto activo. Si la clase trabajadora actúa como sujeto activo desestabiliza el normal funcionamiento del sistema, ya que además de cuestionarlo, emprende luchas (como las huelgas) que interfieren en el desarrollo normal de la actividad económica como medida de presión hacia la clase dominante. A la clase dominante le es indiferente qué partido se encuentre en el poder*, ya que, sea cual sea, su trabajo será mantener dicha estabilidad con el fin de poder ejercer el gobierno o incluso reestablecerla y consecuentemente la clase dominante seguirá beneficiándose nuevamente de forma ininterrumpida a costa de la fuerza de trabajo de los proletarios. El único gran peligro para el sistema es que la clase dominada se cerciore de la prescindibilidad de la clase política y empresarial e inicie así un camino hacia un mundo de igualdad sin benefactores del usufructo ajeno que gobiernen a través de la acumulación de riquezas (y en consecuencia de poder).
Múltiples períodos de inestabilidad se han sucedido a través de la historia, desde la restauración europea hasta la transición española o la reciente primavera árabe, que aún sigue en período de gestación -y así innumerables ejemplos a lo largo y ancho del mundo-. Desde hace ya algún tiempo este tipo de situaciones se vienen saldando con una resolución similar cuya fórmula estriba en la conocida frase “algo debe cambiar para que todo siga igual” o lo que es lo mismo “una regeneración democrática”.
La “regeneración democrática” no es sino el dique de contención que
trata de impedir la autoorganización de la clase obrera, que empieza a
coscarse de los tejemanejes que urden los políticos siempre en beneficio
del banquero, el capitalista y el patrón. El miedo a que el rebaño
descubra su condición de siervo al contacto con la empalizada empuja al
amo a cambiar el cerco del recinto para asegurar que nuevamente el
rebaño pasta sin sobresaltos y satisfecho del cambio del entorno y la
nueva perspectiva hacia la nueva valla, que en un primer momento se
sitúa lejana y no incomoda a los viejos inquilinos. Así hasta la nueva
crecida, momento en que nuevamente y por todos los medios tratarán de
evitar que el río se desborde y el agua fluya anegando los campos de una
imparable sed de libertad.
Es por ello que ahora debemos aprovechar la coyuntura y tratar de desbordar el sistema retomando la lucha de clases donde quedó estancada gracias a la falsa democracia, que simplemente es otro juego distinto en el que como antes siempre ganan los mismos. No permitamos que las aguas retomen su cauce sin más hasta una nueva crecida, porque al ritmo que vamos quizás el deterioro del planeta lo impida, ¡debemos tratar de aprovechar esta oportunidad a toda costa y luchar contra la inoperancia política!
*Está claro que generalmente la clase dominante prefiere a los gobiernos de derechas antes que a los de izquierdas, quizás de esta forma obtengan mayor cuota de beneficio, pero si el gobierno de derechas es incapaz de garantizar la estabilidad del sistema es preferible un gobierno de izquierdas que satisfaga a los obreros y así no cuestionen los pilares que sustentan el sistema. En algunos casos partidos de “extrema izquierda” toman el poder y acaban incluso con la clase dominante de forma parcial, pero para poder funcionar de acuerdo a la maquinaria estatal les es imprescindible conservar a ciertos elementos de la anterior clase privilegiada y a su vez crear una nueva casta dominante para poder ejercer el gobierno.
Es por ello que ahora debemos aprovechar la coyuntura y tratar de desbordar el sistema retomando la lucha de clases donde quedó estancada gracias a la falsa democracia, que simplemente es otro juego distinto en el que como antes siempre ganan los mismos. No permitamos que las aguas retomen su cauce sin más hasta una nueva crecida, porque al ritmo que vamos quizás el deterioro del planeta lo impida, ¡debemos tratar de aprovechar esta oportunidad a toda costa y luchar contra la inoperancia política!
*Está claro que generalmente la clase dominante prefiere a los gobiernos de derechas antes que a los de izquierdas, quizás de esta forma obtengan mayor cuota de beneficio, pero si el gobierno de derechas es incapaz de garantizar la estabilidad del sistema es preferible un gobierno de izquierdas que satisfaga a los obreros y así no cuestionen los pilares que sustentan el sistema. En algunos casos partidos de “extrema izquierda” toman el poder y acaban incluso con la clase dominante de forma parcial, pero para poder funcionar de acuerdo a la maquinaria estatal les es imprescindible conservar a ciertos elementos de la anterior clase privilegiada y a su vez crear una nueva casta dominante para poder ejercer el gobierno.
Junentudes Libertarias de Elche y Vega Baja
http://juventudeslibertarias-sudeste.blogspot.com.es/2013/02/regeneracion-democratica.html
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