La libertad al libre flujo de ideas e información ha sido nuevamente vulnerada en Cuba. La Aduana General de la República decidió con-fiscar el pasado 10 de diciembre un envío de material literario que los compañeros del pe-riódico El Libertario, en la hermana nación de Venezuela, enviaban al Taller Libertario Alfre-do López (TLAL) en La Habana, a través de DHL.
A diferencia de la casi totalidad de las veces en que las autoridades cubanas hacen uso (abuso) discrecional de su ilimitado poder, esta acción de censura sí quedó registrada en el Acta de Retención y Modificación 01898, y en la Resolución de Decomiso 1366, que nos hicieron llegar.
En los documentos referidos se expresa lo siguiente: "Mercancías retenidas: 4 periódicos El Libertario. Abriendo espacios de libertad edición 65 febrero-marzo y 13 periodicos El Libertario. Contra el chantaje electoral edición 66 mayo-junio".
El Libertario es uno de los proyectos perio-dísticos más interesantes, originales y plurales dentro del animado y rejuvenecido circuito anarquista latinoamericano. En los últimos 15 años ha acompañado y documentado como pocos las diversas luchas sociales que han acontecido en Venezuela, convirtiéndose en una insustituible fuente de información sobre
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los avatares del hacer antiautoritario y anticapitalista en el emporio petrolero más importante del continente.
Con asombro y molestia varios amigos del TLAL, proyecto insertado en la Red Observatorio Crítico, recibimos esta noticia de censura. Asombro, porque hemos sufrido incautaciones en varias ocasiones de material enviado desde Caracas y otros lugares, de compas libertarios, y nunca los agentes policiales habían tenido la gentileza de hacérnoslo saber. Sin ir mas lejos, no hace más de dos meses se perdieron en el correo postal cinco ejemplares del libro "Cuba: revolución en la revolución", una esmerada compilación sobre proyectos y espacios autónomos en La Habana, publicado por la CNT en su sección de París.
Cólera, porque el argumento aducido para la incautación es que este material resulta contrario a "los intereses generales de la nación" cubana.
En el relato de los hechos en el documento citado se explica que: "Al realizar la inspección física del envío, se detectaron 17 periódicos cuyo contenido atenta contra los intereses generales de la nación, por lo que se procede a su decomiso en correspondencia con lo establecido en la legislación vigente".
Por supuesto, quedaba saber cuál es esa legislación vigente, lo cual es aclarado a continuación: "El hecho relatado en el por cuanto anterior constituye una violación de lo regulado en RES 5/96 Aptd. 1ª jefe AGR y en RES 5/96 Aptd. 2ª jefe AGR", dice el documento.
¿Por qué El Libertario puede ser contrario a los intereses de la nación cubana, según los funcionarios de la Aduana General de la República de Cuba? ¿Por qué el Jefe de la Aduana General de la República, cargo no electo por la población cubana, sino directamente designado por las altas esferas del poder militar en la isla, decide cuáles son "los intereses generales de la nación", sin más consulta?
No tenemos información de primera mano, pero estamos en condiciones de dar una respuesta categórica: porque nuestros compañeros en Caracas han desarrollado una visión de la realidad venezolana afincada en la perspectiva del movimiento popular antagonista al dominio del Capital y el Estado petrolero, que tuvo su eclosión fundacional en Venezuela en 1989, con el Caracazo.
El Libertario es contrario a los intereses de la nación cubana porque su colectivo editorial es consciente, como pocos, de que el ahora llamado chavismo es una fórmula simplificadora y falsaria para borrar de la historia reciente de ese país la beligerancia de los movimientos sociales en el quiebre moral y político de la IV República. Ellos han demostrado que el chavismo es la nueva moneda de cambio acuñada por los grupos políticos emergentes del nuevo Estado bolivariano y avalada por los conjuntos empresariales petroleros yanquis, ingleses, rusos, chinos, iraníes, argentinos, brasileños, incluidos los cubanos, que hoy medran millonariamente a costa del capitalismo estatal petrolero bolivariano del siglo XXI.
El empeño periodístico de nuestros compañeros en Caracas es contrario a los intereses de la nación cubana porque desmonta sistemáticamente, y con información fehaciente y verificable, todos los edulcorantes bolivarianos, con los que nos anestesia la televisión nacional cubana.
Ellos confrontan esos tele-mitos con la cruda y normal lucha de clases de todos los días en ese país, con los vulgares empeños capitalistas por encontrar otros medios para seguir expoliando a las masas humanas y a los paisajes naturales venezolanos, y demuestran que la revolución bolivariana es otro artefacto político para garantizar que la burguesía venezolana cumpla, con plena gobernabilidad, su rol de productor de petróleo para los intereses estratégicos de los imperialismos mundiales.
El Libertario es contrario a los intereses de la nación cubana porque en los números enviados hay tres valiosos artículos referidos a la realidad de nuestra isla: Cuba: "¿Más papistas que el Papa?" del investigador argentino Pablo Stefanoni, donde reseña las genuflexas posturas del Estado cubano ante la visita del señor Ratzinger; "¡Qué compre China quien no la conozca!" de uno de nuestros compañeros del Observatorio Crítico, donde analiza con amplia documentación la dinámica del nuevo imperialismo chino; y finalmente "Poder y falsificación: el 'Manifiesto de Gaona'", un valioso texto de Rafael Uzcátegui donde revela el bochornoso suceso que generó en 1961 el ex anarcosindicalista Juan Gaona, en contubernio con el gobierno revolucionario, para desacreditar a los libertarios cubanos y desviar la atención internacional sobre la dura represión que sufrieron muchos de ellos.
Por otro lado, el argumento de que El Libertario atenta contra los intereses de la nación cubana nos muestra con nítida claridad cuál es la naturaleza de la nación, cualquiera que sea: es el rostro amable del empeño gubernamental por crear una comunidad armónica por medio de la coerción. Es la avanzada emocional de los planes estatales menos confesables para la constante colonización de la sociedad.
No podemos perder la oportunidad de repetir que el Estado nacional, aquí o allá, y bajo cualquier mascarada ideológica, no es ni un lugar, ni una institución, ni una cosa, sino la sublimación diaria de falta de libertad organizada y dosificada, que garantiza que una parte de la comunidad nacional mande y la otra obedezca con gusto.
Si nosotros decidimos cultivar nuestro criterio y comprensión de los procesos de Latinoamérica y el mundo a través de El Libertario, es un craso error a los ojos del Estado revolucionario, que dictamina para nosotros qué es lo que nos conviene saber y qué no, como en el vergonzoso espacio televisivo estatal cubano "Lo mejor de Telesur". En tal sentido, a pesar de todo lo que digan los intelectuales orgánicos del Estado revolucionario en su favor, la administración de las políticas culturales y la administración de los cuarteles tienen más elementos en común de lo que ellos imaginan.
Lo curioso del hecho que estamos analizando es que ya habíamos recibido hace unos tres meses estos periódicos por la misma vía, ya los hemos leído y los hemos hecho circular. Intentar explicarnos esta paradoja es como intentar explicar la circularidad del cuadrado.
Haremos la reclamación correspondiente para intentar recuperar ese valioso envio, pero sabiendo que en definitiva, ninguna de las agencias estatales tiene esencialmente por función establecer la verdad, sino garantizar las condiciones mínimas de confusión social que ratifiquen la necesidad del control y la dependencia a las élites oficiales para acceder a la información.
En cualquier caso celebramos la gentileza de la Aduana General de la República de Cuba y lamentamos la creciente eficacia punitiva de esta institución, que parece perfeccionarse al calor de la llamada actualización del modelo económico cubano, mientras la sociedad cubana, y el pueblo trabajador en particular, continúa su ayuno de insumisión y está disponible para soportar las disímiles variantes de tiranías capitalistas que se nos avecinan.
Nosotros, el puñado de anarquistas que habita esta isla, continuaremos buscando los caminos para que El Libertario siga llegando a Cuba, que es como decir que seguiremos haciendo porque lo imposible sea la plena opresión y no la libertad, único medio posible para llegar a la libertad, que es lo que significa ser libertario.
http://www.nodo50.org/tierraylibertad/
La Anarquía seria una sociedad sin estado, todas las funciones tradicionalmente desempeñadas por el estado son asumidas por el proletariado. El ejército abolido he sustituido por el pueblo en armas, las milicias voluntarias. Los ministerios suprimidos son sustituidos por la federación de los productores, autonomía local de los productores y federalismo. Solidaridad de autodisciplina en lugar de leyes. Policías y magistrados sustituidos por la vigilancia revolucionaria de los trabajadores...
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