Si no hay igualdad para todos, no habrá paz para nadie
Miseria y rebelión, por mucho que traten de evitarlo, tarde o temprano siempre caminan de la mano. En Bariloche, los dólares y el lujo no pueden ocultar la extrema pobreza en la que se encuentra sumida la mayoría de la población. Desocupación, exclusión y marginación son la verdadera cara de la ciudad, la que se muestra invisible a los ojos de los turistas. La olla a presión, que llevaba años esperando ser destapada, estalló hace días poniendo de manifiesto un conflicto social mucho más profundo que una oleada de saqueos incontrolados y que se extendió por otras ciudades, evidenciando un malestar generalizado que no puede maquillarse con el bienestar de una minoría.
Políticos y medios de comunicación han pretendido reducir
la situación a una cadena de vandalismo, incitada y alentada por
ocultos intereses políticos, despojando así a la protesta de su carácter
de reivindicación popular. Rápidamente se difundieron las imágenes de
personas corriendo con televisiones de plasma a la salida de los
supermercados, banalizando la rebelión, pero no se escuchó ni una sola
palabra explicando que la expropiación de alimentos fue la última salida
para miles de familias hartas de promesas políticas. Quienes se llenan
la boca hablando de justicia social y planes de integración no admiten
alternativas que escapen a su política clientelista, no dudando en
reprimir a quien se atreve a saltarse el guión. Lógicamente, la
desmedida actuación policial tampoco encontró repercusión en los medios
de comunicación capitalistas, como tampoco las vejaciones y torturas que
están sufriendo los compañeros que aún permanecen detenidos,
integrantes de cooperativas de trabajo de base y cuyo único delito ha
sido recuperar la fuerza de trabajo, la dignidad y levantarse contra un
sistema de muerte, corrupción y desigualdad.
Un delito, que desgraciadamente los poderosos no están dispuestos a tolerar porque cuestiona el orden social establecido. Las detenciones no son arbitrarias, sino que responden a una lógica que pretende criminalizar los movimientos sociales organizados. Acusaciones cruzadas, campaña mediática, represión y armado de causas, todo es válido para frenar la insurrección, ocultando que detrás de los saqueos existe un pueblo concienciado al que no van a poder doblegar.
Desde la F.O.R.A. denunciamos al gobernador provincial, a la presidenta Cristina Fernández y a toda la dirigencia política, únicos instigadores de los saqueos, porque imponen el hambre y la miseria. Alentamos a la creación de organizaciones libres de trabajadores, lejos de las garras clientelistas del estado, como alternativa a la precariedad laboral y la desocupación. Apoyamos las rebeliones populares surgidas desde las bases y exigimos la inmediata puesta en libertad de los detenidos y el cese de la represión.
Sin justicia, no habrá paz
http://fora-ait.com.ar/blog/
Un delito, que desgraciadamente los poderosos no están dispuestos a tolerar porque cuestiona el orden social establecido. Las detenciones no son arbitrarias, sino que responden a una lógica que pretende criminalizar los movimientos sociales organizados. Acusaciones cruzadas, campaña mediática, represión y armado de causas, todo es válido para frenar la insurrección, ocultando que detrás de los saqueos existe un pueblo concienciado al que no van a poder doblegar.
Desde la F.O.R.A. denunciamos al gobernador provincial, a la presidenta Cristina Fernández y a toda la dirigencia política, únicos instigadores de los saqueos, porque imponen el hambre y la miseria. Alentamos a la creación de organizaciones libres de trabajadores, lejos de las garras clientelistas del estado, como alternativa a la precariedad laboral y la desocupación. Apoyamos las rebeliones populares surgidas desde las bases y exigimos la inmediata puesta en libertad de los detenidos y el cese de la represión.
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