En la noche del 13 al 14 de marzo de
1978, en la cárcel de Carabanchel se encontraba un túnel que llevaba
fuera de la misma. La respuesta de los carceleros no se hizo esperar:
varios miembros de la Coordinadora de Presos En Lucha (COPEL) de la
cárcel de Carabanchel fueron interrogados, esto es, torturados
físicamente en busca de los nombres de aquellos presos que estaban
detrás de semejante desafío a la autoridad carcelaria. Estos
interrogatorios conllevaron, faltaría más, “lesiones de diversa
consideración” y, en el caso del preso anarquista Agustín Rueda, la
muerte. Se sabía que todos los presos que fueron interrogados eran
críticos con el sistema penitenciario y que si no pertenecían a la COPEL
de Carabanchel, se mantenían en el entorno.
1978 es uno de esos años marcados en el
calendario mítico del actual régimen político, el año en que se aprobó
la sacrosanta Constitución con el respaldo de los principales partidos
parlamentarios y año cúspide de la llamada Transición. Tras la muerte de
Franco, fueron múltiples las peticiones de amnistía de los denominados
presos políticos, es decir, la anulación de aquellos delitos
relacionados con la disidencia política, como formar parte de partidos
políticos, sindicatos y demás organizaciones que se oponían claramente
al régimen franquista. Con la aprobación de la Ley de Amnistía en 1977,
el ánimo cundió en las cárceles y lo que ya algunos planteaban, se
generalizó: la petición de la amnistía para los presos sociales, que
eran aquellos que, se consideraba, habían incumplido la ley por las
condiciones sociales generadas por el anterior régimen político. A la
cabeza de esta reivindicación se encontraba la ya citada COPEL y fueron
muchos los presos que pusieron su ilusión en este proyecto político
desde dentro de la cárcel, que ayudó sin duda a mejorar las condiciones
dentro de la prisión pero que no pudo dar el golpe definitivo, por la
falta de apoyo desde fuera, con una sociedad cada vez más volcada con el
nuevo régimen y que olvidaba a una parte importantísima de los presos
del viejo, lo que provocó, poco a poco, que cundiese el derrotismo entre
ellos.
Hoy, 35 años después del asesinato de
Agustín Rueda, así como el de tantas otras personas presas, y todas las
palizas y torturas (unas físicas, otras psicológicas, como el régimen
FIES que se considera la cárcel dentro de la propia cárcel), asistimos a
una realidad no mucho mejor que entonces y no sólo porque volvamos a
estar en una profunda crisis económica, si no porque son muchos, y cada
vez más, los detenidos por motivaciones políticas, de esas que, en
teoría y según los voceros oficiales del régimen, llevan sin existir
desde la ya mencionada Ley de Amnistía. Ejemplo de ello son todos los
detenidos en los últimos paros de 24 horas, como el joven vallekano
Alfon, que entró no sólo en prisión preventiva, sino también en régimen
FIES en dicha situación.
Pero nosotros, como los presos de la
COPEL, creemos que no sólo existe un problema en torno a los presos
políticos, sino también en torno a los presos sociales, puesto que
creemos que los motivos últimos, que la raíz de los delitos que se
cometen, se halla en el propio sistema burgués y autoritario. Es, por
ejemplo, el caso de los robos, fruto de un sistema económico basado en
la propiedad de los medios de producción y distribución de la riqueza
por parte de unos pocos, mientras que la inmensa mayoría nos vemos
obligados a trabajar, a vender nuestra fuerza de trabajo a esos pocos, a
cambio de un salario que nos permita subsistir y quienes no encajan en
esto se ven obligados a robar. Un sistema económico basado también en la
mercancía y el espectáculo, en el consumo; un sistema en el que “tanto
tienes, tanto vales”, lo que lleva a otra mucha gente a robar productos
innecesarios, para cubrir unas expectativas frustrantes a las que nos
empujan a través de los medios de comunicación o la escuela. Una
sociedad basada en la competencia y que lleva a mucha gente a pisar a
sus semejantes, normalizando la crueldad en nuestras vidas. Una sociedad
que, en muchos casos, lleva a la desesperación y la locura, que fomenta
el daño psíquico, las llamadas enfermedades mentales y lo que pueden
llegar a generar.
Por eso, cuando pedimos la Amnistía
Total, cuando pedimos acabar con la cárcel que es la propia sociedad
Estatal-capitalista en su conjunto, que nos mantiene presos de sus
decisiones y nos quita nuestra capacidad de decisión y acción sobre
nuestras propias vidas, no podemos evitar recordar estas palabras:
Para conseguir la amnistía no hay que
sacar sólo a los presos a la calle, tenemos que amnistiarnos nosotros. Y
la única manera para conseguir la amnistía para nosotros mismos, es
acabar con la sociedad, es machacar al Estado y es acabar con el poder y
la autoridad.
Fernando Piernavieja.
¡POR LA MEMORIA DE TODOS LOS PRESOS TORTURADOS Y ASESINADOS!
¡POR LA AMINISTÍA TOTAL!
¡POR LA REVOLUCIÓN SOCIAL!
¡MUERTE AL ESTADO Y VIVA LA ANARQUÍA!
Grupo Némesis - Juventudes Libertarias de Carabanchel
En la pasada noche del 13
al 14 de marzo, 35 años después, en el mismo sitio, fue colgada una
pancarta en homenaje a Agustín Rueda y todas las personas torturadas y
asesinadas en las cárceles democráticas.
http://juventudeslibertariasmadrid.wordpress.com/2013/03/14/35-anos-de-democracia-manchada-de-sangre/
No hay comentarios:
Publicar un comentario