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Gamonal (Burgos), los barrios, la violencia y los medios
Saltó la chispa de un conflicto que llevaba largo tiempo gestándose
en el barrio burgales del Gamonal. Al igual que en 2005, con la
imposición de la construcción de un parking en el barrio y con la misma
empresa constructora (Arranz-Acinas) como principal beneficiaria, los
vecinos y vecinas deciden plantar batalla a una nueva obra faraónica en
el barrio. La cuestión es sencilla: ven innecesario el despilfarro de
una remodelación de una calle de su barrio, para convertirla en bulevar,
cuando desde la Administración se llenan la boca de palabras como
“austeridad” y se aprieta cada vez más la soga al cuello a través de
recortes y despidos.
Varios días de disturbios son la culminación de varios meses de lucha
que pasaba desapercibida fuera de la ciudad, con los medios de
comunicación locales, Diario de Burgos a la cabeza, burlándose de las
reivindicaciones vecinales y la Alcaldía ignorando la lucha vecinal. Más
de 40 detenidos así como, al menos a día de hoy, dos encarcelados son
el saldo de la lucha que los vecinos y vecinas, a través de la acción
directa (ellos mismos, sin delegar en nadie), han decidido recrudecer.
La lucha se extiende a la puesta en libertad de los encarcelados y la
absolución y apoyo de todos los represaliados. Su gente. Las últimas
noticias son que la alcaldía ha “decidido paralizar las obras”. De
momento.
Sin embargo, la cuestión va más allá de una guerra de cifras
económicas. Es un enfrentamiento de un barrio obrero con una importante
tradición de lucha contra los intentos del Poder y los intereses de las
empresas constructoras de imponer algo que un barrio ni quiere ni
necesita. Es una cuestión de negación de la misma esencia de la
autoridad, que pretende dirigir y monopolizar todos los aspectos de
nuestras vidas: es una lucha por la defensa del vecindario contra la
imposición de un proyecto ajeno a su voluntad. De un lado, vecinos y
vecinas; del otro, el Estado y sus perros uniformados, con sus
tanquetas, lecheras, porras y pelotas de goma.
Sin embargo, no es un hecho aislado esta maniobra del Estado de
tratar de imponer a vecinos y vecinas de un barrio una remodelación del
entorno. Es un hecho que nuestro entorno, nuestros barrios y pueblos y
la propia naturaleza son lugares donde la voluntad del poder y las
ambiciones económicas hacen y deshacen a su antojo. La destrucción del
entorno natural, el control social y policial en los barrios, la
especulación urbanística, la eliminación de cualquier forma de
comunicación entre las personas que no sea a través del consumo, el
borrar de los barrios huellas del pasado para fomentar así el desarraigo
y la falta de memoria colectiva, mapas urbanos donde las personas no se
relacionen ni traten sus problemáticas, fomentando así el
individualismo y la atomización social, son fenómenos que se reproducen
por doquier. El espacio público se convierte de este modo en lugares
muertos que se ajustan a los intereses del Poder y la única clave en la
que poder relacionarse sea la del control, la obediencia y el consumo.
Esto lo que se oculta tras de sí en el Gamonal o los procesos
gentrificadores y especuladores de Lavapiés y otras zonas del centro de
Madrid o de cualquiera de nuestros barrios y pueblos. Las luchas en los
barrios tienen que tener un lema tan contundente como el de una de las
pancartas de las manifestaciones en Burgos: “La calle es nuestra”. Y no
de políticos, policía o empresarios.
Otras reflexiones interesantes pueden extraerse de la lucha de los
irreductibles galos del Gamonal que pueden extrapolarse a cualquier
conflicto social en el que tomemos parte activa. Centrémonos en dos
cuestiones: la violencia y los medios de comunicación.
Los vecinos del Gamonal, llevaban meses de protestas en las que no se
produjeron incidentes de ningún tipo con las fuerzas del orden ni se
había pasado a una resistencia activa contra las obras (entre otras
cosas porque no habían comenzado). Solo fue a raíz del primer asalto de
la maquinaria de la constructora a la Calle Victoria cuando los vecinos
decidieron emprender la vieja táctica del sabotaje unida a la respuesta a
las agresiones policiales. Y como muestra del intento de muchos de los
implicados en la lucha de contextualizar este conflicto en una lucha más
amplia, o sea, de ver que la bulevarización es una consecuencia de los
procesos especulativos propios de la sociedad del Capital y el Estado,
han sido atacadas sedes bancarias. Poco se puede decir que no se sepa
para explicar porque los bancos son atacados, y así se lo hizo saber un
vecino a un locutor de Radio Nacional que, en un intento de
desprestigiar la protesta, hablaba de daños a comercios, a lo cual, el
vecino
anónimo respondió increpando al periodista, remarcando que se atacaba
solo a los bancos por su “complicidad”. La cuestión es clara: la
conciencia colectiva de gran parte de los vecinos y vecinas del barrio
trasciende la cuestión concreta misma de la lucha y da muestra de rabia
acumulada por cuestiones más de fondo, como el paro, la crisis, la
violencia policial y en definitiva, contra la voluntad del poder de
hacer lo que quiera por encima de las personas.
Es hora de que quienes todavía juegan a la criminalización de
aquellos que deciden enfrentarse con lo que tienen a su alcance contra
aquello que les oprime y les explota en el día, tomen nota. Lo
importante de la lucha es que esta nace de la voluntad común, organizada
de forma horizontal y asamblearia, lejos de partidos políticos y cauces
legales, como partes implicadas en nuestra propia explotación. Una
sentada delante de las obras, una pintada en una pared, un sabotaje a
una máquina, barricadas para impedir el acceso de las máquinas, una
marcha por la ciudad, repartir panfletos, huelga, defender con uñas y
dientes a un amigo al que la policía trata de detener o lanzar una
piedra a un cristal de un banco; son acciones donde lo importante es su
utilidad y que estas parten de un conflicto social, que ya puede ser una
imposición del Poder, un conflicto laboral o el simple hecho de querer
romper con aquello que nos esclaviza. Aquellos que hablen de “violencia”
en contraposición a “no-violencia” tienen un cadáver en la boca, pues
reproducen un discurso que legitima la violencia del poder y su
monopolio sobre esta a través de la explotación en los centros de
trabajo, de la violencia policial en las calles y las comisarías, de las
guerras en medio mundo, el desahucio de las gentes de sus hogares o la
obediencia impuesta en las escuelas, entre miles de ejemplos en nuestras
vidas cotidianas.
Los medios de comunicación burgueses vuelven a jugar un importante
papel aliado con la represión del Estado. Su papel es intentar
desprestigiar y deslegitimar la lucha vecinal de cara a allanar el
camino a la represión. No es algo novedoso. La criminalización de la
lucha del Gamonal toca prácticamente todos los capítulos del manual del
periodismo manipulador: división entre manifestantes “buenos” y “malos” o
hablar sin ningún pudor de “infiltración antisistema”. Prensa, policía,
empresas y Estado hacen pinza contra cualquier lucha que trascienda los
cauces de la protesta consentida.
La lucha del Gamonal tiene por delante, aún con la paralización
temporal de las obras, muchos retos si quiere llegar a buen puerto.
Deberá sortear el poder represivo del Estado y la criminalización de su
lucha, que no debe paralizarse. Deberá sortear los intentos
recuperadores de políticos, partidos políticos y plataformas ciudadanas
que conduzcan la lucha en la calle a despachos y tribunales, a cuestión
de votos y subvenciones. Y deberá plantear también, a todos los
implicados, hasta donde quieren llegar con su lucha y las formas
organizativas predominantes hasta ahora en el movimiento
(horizontalidad, apoyo mutuo, acción directa) pues estas formas al calor
de la revuelta siempre afloran, pero cuando el tiempo y el desgaste
pasa, a veces, si no hay detrás una conciencia de que efectivamente, así
queremos funcionar y no solo puntualmente (en todos los aspectos de
nuestra vida) pronto, los recuperadores y aspirantes a lidercillos
ganarán terreno.
Hay mucho por lo que seguir luchando y muchas razones para desconfiar
en la “paralización temporal de las obras”, aunque sin duda, estamos
contemplando una victoria popular, gracias a la acción directa. Lejos de
mistificar la lucha del Gamonal, que como todo, tiene sus luces, pero
también sus sombras, es momento preciso que todos apoyemos su lucha y
nos planteemos en nuestro entorno, en nuestros barrios y en nuestros
pueblos, si merece la pena llevar el espíritu de Gamonal a nuestras
luchas y a nuestras vidas.
¡Solidaridad con el barrio del Gamonal!
¡Ni una calle, ni un barrio para la especulación y la voluntad del poder!
¡Libertad y absolución para todos los detenidos y encarcelados!
¡Por la revolución social!
Juventudes Libertarias de Madrid-F.I.J.L
http://juventudeslibertariasmadrid.wordpress.com/2014/01/15/gamonal-burgos-los-barrios-la-violencia-y-los-medios/
La Anarquía seria una sociedad sin estado, todas las funciones tradicionalmente desempeñadas por el estado son asumidas por el proletariado. El ejército abolido he sustituido por el pueblo en armas, las milicias voluntarias. Los ministerios suprimidos son sustituidos por la federación de los productores, autonomía local de los productores y federalismo. Solidaridad de autodisciplina en lugar de leyes. Policías y magistrados sustituidos por la vigilancia revolucionaria de los trabajadores...
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