Cuerpos represivos del Estado: Policias, Militares...
El Estado para expresar todo el conjunto de instituciones políticas,
legislativas, judiciales, militares, financieras, etc., por medio de las
cuales se sustrae al pueblo la gestión de sus propios asuntos, es decir gobiernan.
"Supón que tú ves a John que golpea y da patadas a Bill cuando este
último está en el suelo. Puede ser que ambos te sean extraños, pero si
no le tienes miedo a John, le dirás que deje de dar patadas a un sujeto
que está tendido.
Pero cuando ves un policía que hace lo mismo a
un trabajador te lo pensarás dos veces antes de interferir, porque
también te podría golpear a ti y detenerte. El tiene la autoridad."
Con esta frase de Alexander Berkman queremos reflexionar que para
mantener el actual estado de las cosas (explotadores y explotados,
opresores y oprimidos etc) el capital utilizan el miedo es decir a la
policía y a los distintos cuerpos represores del estado, manipulándonos a
través de los medios de comunicación, en la escuela, etc.
Militares (Terrorista del Estado) ayudan al
Estado y el Capitalismo (Tirania y la Explotación)
para implantar la Ley del más fuerte.
El militarismo constituye una verdadera escuela del crimen.
La guerra es el objetivo de la profesión militar. Toda guerra implica
necesariamente la violencia y ésta se manifiesta por los asesinatos,
violaciones, saqueos e incendios.
Es pagado por el estado. Este oficio, cuyo fin es sanguinario.
Mentalidad militar: anestesia moral, idea de superioridad, idea de posesión de los seres sobre los cuales se ejerce poder. El militar su total obediencia pasiva vuelve servil al individuo en
presencia de sus superiores y arrogante ante sus inferiores.
Cuando llega una crisis, en la forma que he
descrito, con su paro y sus penalidades, te dicen que no es la culpa de
nadie, que son «malos tiempos», el resultado de la superproducción y
semejantes camelos. Y cuando la competencia capitalista
por las ganancias hace surgir una situación de guerra, los capitalistas
y sus lacayos los políticos y la prensa levantan el grito de «¡Salva a
tu patria!»
para llenarte con falso patriotismo y hacer que pelees las batallas de
ellos y para ellos.
En nombre del patriotismo te ordenan dejar
de ser tú mismo, suspender tu propio juicio y entregar tu vida,
convertirte en una ruedecilla sin voluntad en una máquina asesina,
obedeciendo ciegamente la orden de matar, de saquear y de destruir,
abandonar a tu padre y a tu madre, a tu mujer y a tu hijo, y a todo lo
que amas, y comenzar a matar a tus prójimos que nunca te hicieron daño
alguno, los cuales son exactamente tan desgraciados y tan víctimas
engañadas por sus amos como lo eres tú por los tuyos."
La Guerra mundial edificó gigantescas fortunas para los señores de la finanza y tumbas para los trabajadores.
¿Y actualmente? Actualmente nos encontramos de nuevo al borde de una
nueva guerra, mucho más grande y terrible que el último holocausto. Cada
gobierno se está preparando para ella y se está apropiando millones de
dólares del sudor y de la sangre de los trabajadores para la próxima
carnicería.
Reflexiona sobre esto, amigo mío, y mira lo que están haciendo el capital y el gobierno por ti, lo que te están haciendo.
Pronto te llamarán de nuevo para «defender tu patria». En tiempos de
paz haces el trabajo de esclavo en el campo y en la fábrica, durante la
guerra sirves como carne de cañón, y todo ello por la suprema gloria de
tus amos.
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¿La "justicia"?
No hay justicia alguna, mientras que vivamos bajo las condiciones que hacen posible que una persona se aproveche de la necesidad de otra, que la convierta en ventaja para él, y que explote a su prójimo.
No puede haber justicia mientras que un hombre sea gobernado por otro, mientras que uno tenga autoridad y poder para obligar a otro contra su voluntad.
No puede haber justicia entre amo y siervo. Ni tampoco igualdad.
La justicia y la igualdad sólo pueden existir entre iguales. ¿Es el pobre barrendero socialmente igual que Morgan? ¿Es la limpiadora igual que Lady Astor? Haz que la limpiadora y Lady Astor entren en cualquier lugar, público o privado. ¿Recibirían una bienvenida y un tratamiento igual? El mero atavío de ellas determinará su respectiva recepción. Puesto que incluso sus vestidos indican, en las presentes circunstancias, la diferencia en su posición social, su situación en la vida, su influencia y su riqueza.
Puede ser que la limpiadora haya trabajado con fatiga y duramente toda su
vida, puede ser que haya sido un miembro de los más laboriosos y útiles de la comunidad. Puede ser que la Lady nunca haya dado un golpe en cuanto a trabajo, puede ser que nunca haya sido útil en lo más mínimo a la sociedad. A pesar de todo, será bien recibida la señora rica y ella será preferida.
He recogido este ejemplo casero porque es típico de todo el carácter de nuestra sociedad, típico de toda nuestra civilización.
Sólo el dinero, y el influjo y la autoridad que impone el dinero, es lo que cuenta en el mundo.
No hay justicia, sino la posesión. Amplía este ejemplo para que cubra tu propia vida y encontrarás que la justicia y la igualdad sólo son habladuría barata, mentiras que te enseñan, mientras que el dinero y el poder son las cosas verdaderas, las realidades.
Sin embargo, existe un sentido de justicia profundamente asentado en la humanidad, y tu mejor naturaleza se resiente siempre que ves que se comete injusticia con alguien.
Te sientes ultrajado y te indignas de ello; porque todos nosotros tenemos
una simpatía instintiva hacia nuestros prójimos, pues por naturaleza y por
costumbre somos seres sociales. Pero cuando están implicados tus intereses o tu seguridad, tú actúas de un modo diferente; incluso sientes de un modo diferente.
Supón que ves que tu hermano hace daño a un extraño. Le llamarás la atención por esto, le reprocharás esto.
Cuando ves a tu patrón cometer una injusticia con algún compañero obrero,
también te resientes y sientes el deseo de protestar. Pero lo más probable es que te contengas de expresar tus sentimientos, porque podrías perder tu puesto o quedar en malas relaciones con tu patrón.
Tus intereses suprimen el mejor impulso de tu naturaleza. Tu dependencia con respecto al patrón y a su poder económico sobre ti influyen en tu conducta.
Supón que tú ves a John que golpea y da patadas a Bill cuando este último está en el suelo. Puede ser que ambos te sean extraños, pero si no le tienes miedo a John, le dirás que deje de dar patadas a un sujeto que está tendido.
Pero cuando ves un policía que hace lo mismo a un ciudadano, te lo pensarás
dos veces antes de interferir, porque también te podría golpear a ti y detenerte
también. El tiene la autoridad.
John, que no tiene autoridad y que sabe que alguien podría interferir cuando él
está actuando injustamente, por lo general será cuidadoso en lo que está haciendo.
El policía que está investido con alguna autoridad y que sabe que existe poca
probabilidad de que alguien interfiera en sus cosas, es más probable que actúe injustamente.
Incluso en este caso simple puedes observar el efecto de la autoridad: su efecto sobre uno que la posee y sobre aquellos sobre los cuales ejerce.
La autoridad tiende a convertir a su poseedor en injusto y en arbitrario; también convierte a los que están sometidos a su aquiescencia en injustos, subordinados y serviles. La autoridad corrompe al que la detenta y rebaja a sus víctimas...
Iglesia y escuela
Sí, amigo mío, siempre ha sido así. Es decir, el gobierno y la ley han estado siempre del lado de sus amos. El rico y poderoso te ha engañado siempre con la frase “es la voluntad de Dios” ,ayudado por la Iglesia y la escuela.
¿Pero debe esto permanecer siempre así? Antaño, cuando la gente era esclava de cualquier tirano, un zar u otro autócrata, la Iglesia (de cualquier religión y denominación) enseñaba que la esclavitud existía por“la voluntad de Dios”, que era buena y necesaria, que no podía ser de otro modo y que quienquiera que fuese contra ella iba contra la voluntad de Dios siendo un ateo, un hereje, un blasfemo y un pecador.
La escuela enseñaba que esto estaba bien y era justo, que el tirano gobernaba por “la gracia de Dios”, que su autoridad era indiscutible y que había que servirlo y obedecerle.
El pueblo lo creía y permanecía esclavo. Pero poco a poco surgieron hombres que se dieron cuenta de que la esclavitud estaba mal, que no era justo que un hombre tuviera sometido a todo un pueblo y fuera amo y señor de sus vidas y de su trabajo. Y fueron entre el pueblo y le contaron lo que habían pensado.
Entonces, el gobierno del tirano se abalanzó sobre aquellos hombres. Fueron acusados de quebrantar las leyes del país, fueron llamados perturbadores de la paz pública, criminales y enemigos del pueblo. Fueron asesinados y la Iglesia y la escuela dijeron que era correcto, que merecían la muerte por rebelarse contra la ley de Dios y del hombre. Y los esclavos lo creyeron. Pero la verdad no puede ser silenciada eternamente. Gradualmente iban siendo más y más las personas que se convencían de que los “agitadores ” que habían sido asesinados tenían razón.
Llegaron a comprender que la esclavitud era injusta y un mal para ellos. El número de los que así pensaban creció con el tiempo. El tirano elaboró severas leyes para suprimirlos y su gobierno lo intentó todo para cortarles el paso y detener sus “diabólicos designios”. La Iglesia y la escuela denunciaron a aquellos hombres. Fueron perseguidos, cazados como fieras y ejecutados por los procedimientos de aquellos tiempos. A veces, los ponían en una gran cruz y los clavaban a ella o les cortaban la cabeza con un hacha. Otras veces eran ahorca- dos, quemados en la pira, descuartizados o atados a caballos y descuartizados poco a poco. Y esto lo hizo la Iglesia, la escuela, la ley y a menudo hasta el pueblo engañado. En los más variados países, en museos actuales puedes ver todavía los instrumentos de tortura y muerte que se emplearon para castigar a aquellos que trataron de decirle al pueblo la verdad.
Pero a pesar de la tortura y de la muerte, a pesar de la ley y del gobierno, a pesar de la Iglesia, de la escuela y de la prensa, la esclavitud fue al fin abolida, aunque la gente había insistido en que “esto fue siempre así y debía permanecer así”.
Más tarde, en los días de la servidumbre, cuando los nobles gobernaban sobre el pueblo llano, la Iglesia y la escuela se pusieron de nuevo del lado de los dirigentes y de los ricos. De nuevo aterrorizaron al pueblo con la cólera divina si osaba rebelarse y se negaba a obedecer a sus amos y gobernantes. De nuevo descargaron sus anatemas sobre las cabezas de los “perturbadores” y los herejes, que osaban desafiar la ley predicando el evangelio de una mayor libertad y bienestar. De nuevo aquellos“enemigos del pueblo” fueron perseguidos, acorralados y exterminados.
Pero llegó el día en que la servidumbre fue abolida. La servidumbre dejó su sitio al capitalismo con su esclavitud del salario. De nuevo encuentras a la Iglesia y a la escuela del lado del amo y el gobernante. De nuevo bramaron contra los “herejes”, los ateos que desean que las personas sean libres y felices.
De nuevo la Iglesia y la escuela predican “la voluntad de Dios”, el capitalismo es bueno y necesario, te dicen, has de ser obediente a tus amos porque es“la voluntad de Dios que haya ricos y pobres”, y quienquiera que vaya contra esto es un inconformista, un pecador, un anarquista.
Y así ves que todavía la Iglesia y la escuela están con losamos y contra los esclavos, como en el pasado. Igual que el leopardo, pueden cambiar sus manchas, pero no su naturaleza.
La Iglesia y la escuela siguen alineándose con el rico contra el pobre, con el poderoso contra sus víctimas, con la “ley y el orden” contra la libertad y la justicia Ahora, como antaño, enseñan al pueblo a respetar y a obedecer a sus amos.
Cuando el tirano era un rey, la Iglesia y la escuela enseñaron el respeto y la obediencia a la “ley y el orden” del rey. Cuando el rey es depuesto y se instituye la república, la Iglesia y la escuela enseñan el respeto y la obediencia a la “ley y el orden” republicanos. ¡obedece! Éste es el grito eterno de la Iglesia y de la escuela, sin importarle lo vil que es el tirano ni lo opresiva que es la “ley” ni lo injusto que es el “orden”. ¡obedece! Porque si dejas de obedecer a la autoridad podrías empezar a pensar por ti mismo. Y esto sería muy peligroso para la “ley y el orden”
y la mayor desgracia para la Iglesia y la escuela. Porque entonces te encontrarías con que todo lo que te enseñaron era una mentira con el propósito de mantenerte esclavizado, en cuerpo y mente, de modo que continuases tranquilo, trabajando y sufriendo.
Que despertases sería para la Iglesia y la escuela la mayor calamidad, también para el amo y gobernante.
Pero si has llegado tan lejos conmigo. Si has comenzado a pensar por ti mismo; si comprendes que el capitalismo te roba y que el gobierno con su “ley y orden” está allí para ayudarlo ahacerlo; si concluyes que todas las instituciones religiosas y educacionales sirven solamente para engañarte y mantenerte esclavizado, entonces, podrías sentirte con razón ultrajado y gritar: “¿No hay justicia en el mundo?”.
La Ley y el Gobierno según el Anarquista Alexander Berkman
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Anarquistas
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Vivir en Anarquía Total, Anarquia es el Orden Revolucionari(A)
¿Qué es el anarquismo?
https://www.youtube.com/playlist?list=PLygqavJysUHI8kR7iOCLoY5p-znRLFH-C
Definición de ANARQUISMO, (del griego an-, y arke, contrario a la
autoridad), es el nombre que se da a un principio o teoría de la vida y
la conducta que concibe una sociedad sin gobierno, en que se obtiene la
armonía, no por sometimiento a ley, ni obediencia a autoridad, sino por
acuerdos libres establecidos entre los diversos grupos, territoriales y
profesionales, libremente constituidos para la producción y el consumo, y
para la satisfacción de la infinita variedad de necesidades y
aspiraciones de un ser civilizado.
En una sociedad desarrollada
sobre estas directrices, las asociaciones voluntarias que han empezado
ya a abarcar todos los campos de la actividad humana adquirirían una
extensión aún mayor hasta el punto de substituir al Estado en todas sus
funciones. Representarían una red entretejida, compuesta de una infinita
variedad de grupos y de Federaciones de todos los tamaños y grados,
locales, regionales, nacionales e internacionales, temporales o más o
menos permanentes, para todos los objetivos posibles: producción,
consumo e intercambio, comunicaciones, servicios sanitarios, educación,
protección mutua, defensa del territorio, etcétera; y, por otra parte,
para la satisfacción de un número creciente de necesidades científicas,
artísticas, literarias y de relación social.
Además, tal sociedad
no se pretendería inmutable. Por el contrario, como sucede en todo el
conjunto de la vida orgánica, derivaría ser la armonía de un ajuste y
reajuste perpetuo y variable del equilibrio de la multitud de fuerzas e
influencias, y este ajuste se obtendría. Dicho brevemente, si ninguna
fuerza gozase de la protección especial del Estado.
Si la
sociedad, según esto, se organizase conforme a estos principios, no se
vería el hombre limitado, en el libre ejercicio de su capacidad de
trabajo productivo, por un monopolio capitalista sostenido por el
Estado; ni en el ejercicio de su voluntad por miedo al castigo, o por
obediencia a entidades metafísicas o a individuos que llevan ambos a la
disminución de la iniciativa y al servilismo intelectual. El hombre se
guiaría por su propia razón, que llevaría necesariamente la huella de la
acción y reacción libres de su propio yo y las concepciones éticas del
medio.
La sociedad libertaria futura debe disponer de una doble estructura:
Económica (la Federación de Asociaciones Obreras de Autogestión),
Administrativa
(la federación de comunas. Para articular el edificio, una concepción
de envergadura, susceptible de ser extendida al mundo entero),
El federalismo (el cual evita la fragmentación de la sociedad en microcosmos. La unión es indispensable)
¿Cómo vives tu?
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