domingo, 25 de diciembre de 2011

ANTIAUTORITARISMO

Todo individuo tiende a satisfacer sus necesidades, cuando no con sus propias
fuerzas, explotando las de los demás. Por este motivo fue por el que los más
astutos y los más fuertes se impusieron a los más débiles y les obligaron a
trabajar para ellos. Las leyes, los tribunales, la magistratura, la policía, en una
palabra, todos los instrumentos de opresión, fueron creados más tarde,
produciendo la organización de la explotación del hombre por el hombre, la
opresión bajo todas sus formas. Siendo este estado de cosas contrario a la
naturaleza humana, los hombres procuraron siempre sustraerse a tal yugo. De
aquí que la historia del género humano sea una secuela de hechos
encaminados a abolir la organización autoritaria: es la tendencia inconsciente,
pero natural, potente, de la humanidad hacia la ANARQUÍA. Los hombres han
comprendido siempre la necesidad de la libertad y se han rebelado contra la
autoridad, negación de aquélla. Pero de una parte la astucia, la ambición y los
intereses de unos pocos, y de otra la ignorancia del pueblo, han sido motivo de
que, en vez de destruir la causa de la opresión: gobierno y autoridad, no se
haya hecho más que cambiarla de forma. A un gobierno lo ha sustituido otro.
Después de una larga y dura experiencia es cuando hemos llegado a la
conclusión de que todos los gobiernos son iguales; de que la autoridad,
cualquiera que sea la forma que revista, ya se denomine de derecho divino o
deba su origen al sufragio universal, es la negación de la libertad, y que para
salir de este estado de opresión es necesario destruir toda especie de gobierno,
de autoridad, pues de otro modo la libertad no es posible.

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