jueves, 5 de julio de 2012

LIBRO: (1945) El advenimiento del comunismo libertario

Introducción

HojaCreo que antes de empezar la novela debo darle al lector una breve explicación sobre determinados puntos, porque temo que, si no dejo bien sentadas desde un principio las cosas, voy a serle antipático desde los comienzos del libro.

Se trata en él de realizar una función educativa que permita dar a comprender con un argumento novelesco, la posibilidad del régimen comunista libertario y cómo se desarrollara con él la vida civilizada de la humanidad.
Necesita, pues, el autor, poner a contribución su imaginación para poder presentar un cuadro plástico del nuevo orden de cosas que ambicionamos los anarcosindicalistas sin las ardieses de la explicación, trasladando al lector a los tiempos futuros gloriosos.

Pero, intentando pintar el advenimiento del comunismo libertario antes de encontrarse consolidado y en régimen normal, se ha visto obligado a fijar una fecha determinada para el triunfo de la revolución social.
Este es precisamente el punto que necesito aclarar porque, suponiendo yo que dichos acontecimientos sucederán en 1945, o sea dentro de trece años, temo que los incontables impacientes y esperanzados ilusos encuentren que he fijado una fecha demediado lejana y piensen que soy demasiado tibio en mis anhelos por el triunfo de nuestro ideales.

Por eso quiero razonar aquí brevemente sobre las muchas cosas que tenemos aún que hacer antes de que podamos afirmar, sin temor a equivocarnos, que estamos capacitados para implantar, sin vacilación, el nuevo régimen.
Puede ser que tengan razón los impacientes y que la revolución social ocurra mucho antes de la fecha por mí imaginada. Pero en tal caso no será que nosotros hagamos la revolución, sino que la burguesía nos la dará hecha con sus torpezas y que nos veremos obligados a posesionarnos del poder y encargarnos de la administración sin estar debidamente preparados para ello.
Para que estemos realmente capacitados para que los sindicatos asuman el control de la producción y la distribución instaurando el régimen comunista libertario, antes que nada es absolutamente indispensable que desaparezcan en nuestro seno, no las discrepancias de ideologías y de tácticas, sino los odios que tales discrepancias ocasionan en determinados casos. Mientras en nosotros no rijan los imperativos del amor y la camaradería, estaremos incapacitados para toda acción fecunda.

Dimos un paso decisivo hacia la capacitación al acordar la organización por industrias, pero no basta acordarlo, sino que hay que cumplimentar el acuerdo.
Vamos en ello muy despacio, aunque es evidente que es muy difícil caminar más a prisa con las dificultades nacidas de las persecuciones incesantes que sufrimos. ¿Puede el lector aventurar en su imaginación una fecha para suponer que en ella funcionaran todos los organismos correspondientes a dicha organización?

Pero es que, después de que dicha organización exista, los comités de taller, consejos de fabrica y federaciones de industria necesitaran cierto tiempo para dominar perfectamente los resortes que tendrán entre sus manos y luego otro tiempo mayor para alcanzar a establecer las estadísticas que nos permitan conocer cuanto se produce y se consume y cuanto se podrá producir y se necesitará consumir con el nuevo régimen, así como, en cada momento, las existencias de cada producto en cada localidad.
Únicamente después de todo ello estaremos verdaderamente capacitados para intentar la revolución social. Dado el paso a que caminamos, creo que el hablar de 1945 hago un derroche de optimismo.

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