domingo, 30 de diciembre de 2012

FEDERALISMO INTERNACIONALISTA LIBERTARIO

FEDERALISMO INTERNACIONALISTA LIBERTARIO
Les anarquistas propugnan una política de liberación, en cuyo proceso, la estructura orgánica
federalista es utilizada como medio y como fin.
El federalismo libertario no es federalismo de carácter político que implica el menoscabo de la
libertad individual, como es el caso de EEUU, Suiza, A1emania federal. Tampoco es el republicanismo
federal (Pi y Margall) entendido como independencia del poder central, en contradicción
con el internacionalismo.
Creemos en una vasta federación de colectividades, teniendo por base el trabajo, en la que desaparezcan
todos los poderes autoritarios.
La sociedad libertaria futura debe disponer de una doble estructura: económica (la federación
de asociaciones obreras de autogestión), administrativa (la federación de comunas. Para articular
el edificio, una concepción de envergadura, susceptible de ser extendida al mundo entero), el
federalismo (el cual evita la fragmentación de la sociedad en microcosmos. La unión es indispensable).
Los hombres se federarán para muchas actividades que ya existen y para otras nuevas que se irán
creando, pero si funcionan con eficacia las de la producción y las de los servicios, la de cooperativas
de distribución y la de municipios tenemos ya la columna vertebral de un federalismo
sincronizado, en el que la autogestión lo dinamiza y determina todo; puesto que cada mujer,
cada joven y todos los hombres, intervienen en aquella que les atañe, ya sea en la esfera laboral
o en la del ocio o para hacer la crítica de las promociones municipales de todo orden. Así, autogestión
y federalismo se funden en un quehacer común al servicio de todes por la práctica de la
democracia más auténtica.
A poco que analicemos la panorámica social y los esquemas señalados, como muy bien dice
Félix Carrasquer, constatamos que hay tres perspectivas funcionales que deberían atraer nuestro
interés muy especialmente:
a) En primer lugar la organización de una red de agrupaciones sindicales capaces de hacerse
cargo poco a poco de la economía bajo la cooperación autogestionaria Esta organización que se
enlazará en cierto modo con el sindicalismo histórico de la acción directa, habrá de tener como
misión primera atraer a todes les trabajadores, incluidos cuadros y especialistas, para, mediante
el estudio, la solidaridad cotidiana y los encuentros y asambleas, ir forjando de manera conjunta
y responsable la mentalidad y las situaciones susceptibles de operar el cambio social de libertad
y de justicia al que aspiramos.
b) Una federación paralela de municipios libres susceptibles de establecer la solidaridad más
estrecha entre sus vecines y todos los habitantes del país.
c) Una red de cooperativas que, mediante elaboración de estadísticas a propósito de las necesidades
de la población y de los stocks existentes en artículos de consumo, reúna los datos indispensables
para una planificación racional al servicio del pueblo.
La conjunción de estos organismos que han de coordinar los intereses fundamentales del pueblo
y que han de ser dinamizados por la praxis de la autogestión podrían estimular y atraer a todes
les ciudadanes del país para ir avanzando mancomunadamente hacia una sociedad más libre y
justa.
Nos oponemos a la centralización, pues no desarrolla la unión entre los hombres, sino que
organiza la división. El concepto y la práctica del federalismo libertario llevaría a una amplia
organización, abarcando el conjunto de las actividades y de los hombres que a ellas se entregan.
Implicaría una cohesión general de los individuos y de las diversas colectividades, las respon

“El nacionalismo es posición característica de las antiguas colonias que luchan en este último
cuarto de siglo por su liberación política. El empuje nacionalista nacido de un trazado de fronteras
que coloca ciertos pueblos bajo la soberanía de otros y a veces de varios y distintos al cortar
arbitrariamente las regiones geográficas, lanza a los pueblos sometidos a la revuelta contra un
Estado de hecho resultante de los enfrentamientos permanentes de poderes rivales. Este Estado
de hecho, que se encuentra entre los más odiosos, creado por las estructuras que impuso la injusticia
autoritaria, es germen de guerra y matanzas colectivas. Y cada guerra termina con nuevos
trazados de fronteras, al azar de las exigencias del vencedor. Así el mundo es un hormiguero de
descontentos permanentes, de celosías étnicas, de protestas periódicas y de conflictos abiertos
por las minorías en todos los continentes, fuentes de tensiones internacionales. El anarcosindicalismo
militante, que reconoce el derecho a la identidad de cada pueblo, de cada grupo, de
cada comunidad humana en el seno de una federación de pueblos, sello fundamental de nuestro
internacionalismo declara:
• que las rivalidades y luchas, que las situaciones que de ellas se desprenden, no tienen en
modo alguno como objetivo la liberación de los pueblos dominados por los contextos más
o menos imperialistas.
• que, al contrario, su única motivación es la de arrancar el poder a ciertas minorías para
ponerlo en manos de otras.
• que ciertas élites, hábilmente dirigidas, y generalmente por intereses extraños a los pueblos,
buscan el imponerse, sea por la dictadura, sea por una semblanza de democracia.
• que los imperialismos políticos y financieros, vengan del Este o del Oeste, ejerciendo un
colonialismo enmascarado, cultivan, ayudan y financian estos movimientos, para ponerlos
al servicio de sus propios intereses.
El internacionalismo anarcosindicalista que hace suyas las inquietudes y aspiraciones de todos los
pueblos oprimidos por los centralismos, destructores de la personalidad de cada grupo humano
denuncia les falses profetas, les polítiques de falsas liberaciones, les “condontieri” de ciertos
regionalismos que buscan únicamente la atomización y multiplicación de los Estados, y declara
que el verdadero camino que conduce a la liberación de todos y cada uno, sólo puede crearse
al margen de las luchas por las independencias políticas en el marco autoritario y estatal ligados
a los imperativos económicos.
Ninguna lucha de liberación nacional hasta hoy, incluso las que se presentan teñidas de nacionalrevolucionarias,
se encuentra libre ni independiente de las presiones impuestas por el juego de
las presiones internacionales.
Así estimamos que las luchas de liberación nacional deberían convertirse por la acción consciente
de los individuos en proceso de liberación revolucionaria, rechazando los líderes profesionales
atados a los intereses financieros multinacionales a quienes interesa la posesión de las riquezas
de cada país.
Sin ignorar que nos serían necesarios medios enormes para llevar a cabo una difusión de estas
verdades primarias, mostrando que la revolución social es la única posibilidad liberadora, les
militantes, los grupos y las secciones de la Internacional deberán aplicarse a hacer conocer estas
posiciones de la Internacional a todos los pueblos en lucha.
Sin que nuestra posición sea categóricamente negativa, visto que todo combate provoca una
disgregación de los poderes en presencia, no hemos de perder de vista que el mismo puede afirmar
intereses escondidos. La acción consciente deberá mostrar que esas luchas, sin la preparación
revolucionaria de los pueblos, conducen a la implantación de otros grupos de presión, si los
pueblos interesados no saben rechazarlos a tiempo.”

componen no han adquirido aún la categoría de naciones, afortunadamente.
Quizás alguno argumente que, “dado que con siglos de adelanto al nacimiento de la burguesía
como clase, encontrarnos en la vida de los pueblos el uso de la palabra nación consideramos
inadecuada la definición que presenta a ésta como un producto histórico determinado y ligado
a la burguesía como clase, esto es, que la noción de nación nació con ella y con ella morirá,
por lo tanto no debe asustarnos la palabra nación ya que está privada de contenido ideológico
opresivo y nacionalista que ha recibido del Estado, quedando reducida a la designación de un
grupo humano determinado y privado igualmente de ese u otro nacionalismo cualquiera, constituyendo
la célula base de la organización internacional de la clase obrera”.
Nuevamente nos encontramos con una falsa interpretación de los hechos históricos y del sentido
que actualmente tiene el concepto nación. Y de nueva nos remitimos a Rudolf Rocker, el cual sí
conocía el devenir del concepto nación, así nos dice:
“Los conceptos nación y nacionalidad han experimentado ciertas mutaciones a través del tiempo.
En la edad media se designaba como naciones a las ligas estudiantiles de las Universidades. Se
hablaba también con frecuencia de una nación de los médicos, de los herreros, de los jurisconsultos,
etc.. También Lutero hizo una clara diferencia entre pueblo y nación y se refería, en su escrito
“A la nobleza cristiana de la nación alemana”, exclusivamente a los representantes del poder político
— príncipes, caballeros y obispos — como nación en oposición al pueblo común. Hubo un
tiempo en que se contentaban con aplicar el concepto nación a una comunidad humana, cuyos
miembros habían nacido en el mismo lugar, y a causa de ello estaban asociados por ciertas relaciones
solidarias. Esta interpretación corresponde también al sentido de la palabra latina NATIO,
de donde he surgido el vocablo nación. El cual tiene por base el estrecho lugar natal. Pero ese
concepto no corresponde a nuestra idea actual de nación ni está en armonía con las aspiraciones
nacionales de la época, que señalan a la nación las más amplias fronteras. Si la nación se aplicase
en verdad sólo al ambiente reducido de la localidad donde un hombre ha visto por primera vez
la luz del mundo, y la conciencia fuese considerada como un sentimiento natural de solidaridad
de hombres unidos en comunidad por el lugar de su nacimiento, según esta interpretación no
se podría hablar de alemanes, franceses, turcos o japoneses; a lo sumo se podría hablar de hamburgueses,
parisienses, amsterdamienses o venecianos, una condición que ha existido realmente
en las ciudades republicanas de la vieja Grecia y en las comunas federalistas de la Edad Media.
Se hizo después más abarcativo el concepto nación y se quiso reconocer en él una agrupación
humana surgida de la comunidad de las exigencias espirituales y materiales, de la costumbre usos
y tradiciones, lo que representa una especie de ‘comunidad de destino’ que lleva en sí las leyes de
su vida particular. Esa concepción no es ni con mucho tan clara como la primera y además está en
oposición con las experiencias cotidianas de la vida. Toda nación comprende hoy las castas, los
estamentos, las clases y los partidos más diversos, que no sólo persiguen los intereses particulares,
sino que a menudo se encuentran frente a frente con declarada hostilidad.”
Creemos que están claras las diferencias que separan al pueblo de la nación; creemos que no
es inadecuada la definición que presenta a la nación como producto histórico determinado y
ligado a la burguesía; creemos que el mundo está dividido artificialmente en unidades político
territoriales gobernadas por Estados, que son los que determinan arbitrariamente la pertenencia
de pueblos enteros a esos territorios; creemos que esas unidades político territoriales con sus
respectivas fronteras y aduanas, ejércitos y aguas jurisdiccionales se denominan naciones; y así
mismo creemos que el vocablo nación no está privado de un contenido ideológico opresivo, por
lo tanto, tratar de liberar a dicho vocablo de su sentido peyorativo y real, no sólo es estéril en el
campo de la lucha revolucionaria, sino, contrarrevolucionaria.

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