sábado, 3 de marzo de 2012

Sobre una conferencia en París

Difundimos un email de un compañero francés que habla sobre la continuación del proceso de invisibilización del anarquismo latinoamericanos por parte de los autoritarios. 
Por WN

:: Ayer en la Maison de l'Amérique Latine, de París, hubo una conferencia titulada «Anarquismo y marxismo en Cuba». Del Departamento de Filosofía de la Universidad de La Habana vino la profesora María del Pilar Castañón que leyó (en francés) su ponencia sobre este tema.
Hablando del anarquismo en Cuba, la Sra. Castañón dijo, en un arranque de sapiencia, que el movimiento anarquista en Cuba había terminado con el fin de la revolución de 1933 y la huida de Machado. Tuvo mala suerte porque en la sala estaban presentes viejos anarquistas españoles y latinoamericanos residentes en París y muchos de ellos animadores de la Radio Libertaire (89.4 FM) de París que rebatieron lo que decía e incluso le dijeron que el movimiento anarquista en Cuba terminó en 1961 con el éxodo de todos sus miembros. El próximo sábado a las 7 los anarquistas de la radio dedicarán, su programa a este asunto. La Sra. Castañón ignoraba que después de 1933 habían existido congresos anarquistas importantes en La Habana y lo peor fue que dijo que ponía la cabeza en el cadalso si no decía la verdad. Personalmente dije, en medio de la sala, que la fuera poniendo y la remití al libro de Frank Fernández El anarquismo en Cuba (Madrid, Fundación Anselmo Lorenzo, 2000), donde el autor incluso habla de la militancia del padre de Camilo Cienfuegos en el seno del movimiento anarquista obrero cubano hacia 1955. La segunda parte de la conferencia fue la peor: el marxismo en Cuba. Habló, como se imaginan, de los errores del pasado, de que F. Castro había previsto el fin del campo socialista en Europa del Este, que en Cuba todos los jóvenes habían sido revolucionarios (aun sin saberlo), que el comunismo cubano había sido tropical y por tanto muy diferente al ruso, que en Cuba había 9 millones de personas que paradójicamente no querían irse, etc. Esta señora es una de las más tendenciosas que he visto en mi vida y tanto Javier de Castro como yo, que estábamos presentes, nos dimos cuenta de que venía apoyada por la Embajada. Cuando pedí la palabra se lo hice saber y le rebatí al menos cinco puntos que había tratado. En medio de mi intervención le aclaré que comprendía que no pudiera expresarse libremente «porque de costumbre la Embajada suele colocar a sus espías en estos actos». Y, momento divertido del debate, dos cacatúas de la Embajada se volvieron hacia Javier y hacia mí y dijeron: «Las de la Embajada somos nosotras y ya los tomamos en fotos». Lo de las fotos no era cierto pero de que grabaron todo el tiempo sí lo es, pues tenían sus grabadoras encendidas.
A todas estas al final me le acerqué a la Sra. Calderón y le extendí todos los números del boletín de la Asociación del Centenario, y ella, en un aparte, me dijo, mirando a ver si no era espiada por las de la Embajada, que «lo que habíamos formado allí era lo que ella desde el principio quería evitar porque los trapos sucios se lavaban en casa». Yo respondí: «señora, Ud. tiene casa en donde lavarlos pero a mí la mía me la quitaron y lo que tengo en Francia, a Dios gracias, es un pressing que funciona de maravillas».
Esto es todo. Hubo más, pero no voy a cansarlos. Uds. conocen esta gentuza. Sólo los anarquistas y Javier de Castro y yo viramos aquello al revés. Los demás que allí estaban se quedaron espantados y al parecer eran del círculo de amigos de los filósofos de la Universidad de La Habana. Creo que terminaron comiendo en un restaurante cubano festejando no sabemos qué.
Hasta pronto.
 

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